martes, 29 de diciembre de 2020

 Si hay algo que me ayudó en la vida. fue aceptar mis contradicciones. Dialogar conmigo misma y con el otro, deconstruyendo certezas. A los/as que venimos de ciencias duras a veces estos procesos nos resultan más dificultosos, ya que nos formaron para el pensamiento lineal. Poder complejizarlo es fundamental para desarrollar una mirada crítica sobre las circunstancias que condicionan nuestro comportamiento así como las que regulan los fenómenos sociales y esto, en definitiva, nos ayuda a liberarnos.

El bucle neurótico

Puede ser de utilidad reconocer el punto de inflexión a partir del cual nuestros pensamientos nos llevan a precipitarnos en un abismo oscuro. Algo que puede servir es desarrollar la paciencia y ser compasivos con nosotros mismos. Intentar involucrarnos con alguna actividad que nos conecte con lo cotidiano y nos devuelva la confianza en nuestras capacidades. No importa cuantas veces suceda. El autoconocimiento y la práctica de estas vías nos ayudan en parte a superar esos momentos.


domingo, 27 de diciembre de 2020

 Pensaba que en la vida vamos en una rueda, a veces arriba, otras debajo. Puede girar muy rápido, o detenerse por largo tiempo en uno de los dos polos, pero indefectiblemente vuelve a moverse, cambiando radicalmente nuestra posición. Solemos olvidar que nada es permanente. Pero cuando la alternancia se hace parte nuestra, aprendemos a tener los ojos abiertos, para no identificarnos con ninguno de los estados. Se nos va la vida aprendiendo a transitar el pasaje de uno al otro, a alquimizar. Tener conciencia de estos procesos, es esencial para aliviar el sufrimiento.

sábado, 26 de diciembre de 2020

 Leí por ahí, que Ricardo Piglia dijo que "el psiconálisis es un arte de mantener a flote en el mar del lenguaje a gente que goza tratando de hundirse".

Es difícil darse cuenta cuando uno lo está haciendo, o, mejor dicho, cuando aprendió a hacerlo y vive inmerso en esa tarea. Ya la vida es lo suficientemente dura como para que nos regodeemos en escarbar la herida. Podemos observarla, abrirla, exudarla si es necesario, exponerla al sol, suturarla, esperar que cicatrice y saber que siempre habrá días en los que dolerá, y que tal vez pueda volver a abrirse. Cada cual sabe cuál es la suya y qué recursos tiene para protegerla. 

No se puede vivir en el eterno sufrimiento. No es justo ni para uno ni para los que nos rodean. La vida es mucho más que eso. Habrá que aprender a nadar.

El día después

 Siempre hay un día después, por lo menos, mientras uno está vivo. Hoy es el día después de navidad. Día en donde queda la sensación de que en las fiestas se genera un mandato histórico de felicidad, del cual es difícil sustraerse. Hay tensión por el temor de no estar lo suficientemente alegre y desentonar. Se trata entonces de comer, brindar y una serie de ritos paganos que nos enternecen y entristecen, alternativamente. En mi caso personal, no sé bien lo que se espera de mí, y creo que a muchos les sucede esto. Claro que hay personas con familias radiantes y otros con familias destruídas por distintos motivos. Yo estoy más o menos en el medio, aunque siempre preguntándome de que se trata todo. ¿Qué habrá detrás del espejo? Estén alertas, aún nos falta fin de año. Y desde ya les aviso que ese día cumplo años. Tendrán que soportarme.

miércoles, 23 de diciembre de 2020

Como humanidad, nos tocaron tiempos difíciles. Que tomemos conciencia de nuestra hermandad, más allá de las fronteras. Hay un solo cielo y en estos días celebra el amor compartido.

martes, 15 de diciembre de 2020

 WISLAWA SZYMBORSKA

Prospecto
Soy un tranquilizante.
Funciono en casa,
Soy eficaz en la oficina,
me siento en los exámenes,
Comparezco ante los tribunales,
pego cuidadosamente las tazas rotas:
sólo tienes que tomarme,
y disolverme bajo la lengua,
tragarme,
sólo tienes que beber un poco de agua.
Sé qué hacer con la desgracia,
cómo sobrellevar una mala noticia,
disminuir la injusticia,
iluminar la ausencia de Dios,
escoger un sombrero de luto que quede bien con una cara.
A qué esperas,
confía en la piedad química.
Eres todavía un hombre (una mujer) joven,
deberías sentar la cabeza de algún modo.
¿Quién ha dicho
que la vida hay que vivirla arriesgadamente?
Entrégame tu abismo,
lo cubriré de sueño,
me estarás agradecido (agradecida)
por haber caído de pies.
Véndeme tu alma.
No habrá más comprador.
Ya no hay otro demonio.

sábado, 12 de diciembre de 2020

En el barrio de San Telmo, en la esquina de las calles Bolívar y Carlos Calvo, fue fundado en 1897 un gran mercado bajo techo, donde se comercializaban carnes y verduras. Con el correr de los años, los locales convivieron con puestos de anticuarios y algunos bares notables.  El Mercado, característico por sus olores diversos, fue siempre un sitio de visita muy atractivo para los turistas y coleccionistas de antigüedades.  Sin embargo, en los últimos años, le costó resistir la influencia globalizadora y fue perdiendo paulatinamente su antigua idiosincrasia. No escapó a la tendencia que intenta que que las personas, independientemente de cuál sea su lugar de origen, se sientan como en su casa. Con tristeza fuimos viendo desaparecer a los puestos tradicionales, reemplazados por modernos emprendimientos gastronómicos, todos parecidos entre sí. Ruidos, olores y sensaciones particulares y autóctonas, son desplazados por un conjunto de expresiones genéricas que llevan a que perdamos lo más valioso que tenemos como pueblo: nuestra identidad.




jueves, 10 de diciembre de 2020

El tema de estar en pareja con un futbolero es que, con el correr del tiempo, fui "apilando" en mi lenguaje cotidiano, un sinfín de metáforas que tienen que ver con ese deporte. Y es así, como fui aprendiendo que a veces, "el arco está cerrado", y hay que conseguir "la llave" para poder abrirlo. A estar alerta si "me pasan la pelota" o "me corren el arco". A "cambiar de frente" y a veces "tirar la pelota afuera". A detectar cuando me "embarran la cancha" y agradecer al que me "tira centros". Me defiendo bastante bien con las  "gambetas", pero mi especialidad es, sin duda, "parar la pelota" para rearmar el juego. He sufrido muchas veces por "patear fuera del arco", pero, en general, soy buena "atajando penales".  Y así, de a poco, los mil y un sinónimos relacionados con "la caprichosa", me fueron enterneciendo. Sin saber nada de fútbol me fui convirtiendo en una amateur en el uso de su vocabulario y, lentamente, me fui transformando en una "optimista del gol".





sábado, 5 de diciembre de 2020

 Uno de los recuerdos más lindos de mi infancia, es el de aquélla vez en que quise hacer casitas de muñecas. Nunca fui muy hábil en las manualidades, pero era tal el entusiasmo que tenía en esa tarea, que creo que compensaba todas mis carencias. Con sencillas cajas de cartón, papeles de colores y tijeras, abría puertas y ventanas, construía muebles y sobre todo, una habitación en la planta alta, que era lo que yo siempre había querido tener. Nunca jugué en el fondo con las muñecas. Esa casa era mi excusa para soñar. 

 A eso de los siete años, me regalaron un juego de magia. La verdad es que no me impresionaron demasiado los trucos, salvo uno de ellos, que proclamaba al mejor estilo bíblico, la posibilidad de "convertir el agua en vino". Consistía en trasvasar el contenido de uno de los vasitos al otro varias veces, y de este modo sucedía el milagro, en donde el líquido transparente, o sea, el que simbolizaba el agua,  se tornaba color púrpura, tranformándose en un supuesto vino. El juego advertía seriamente sobre el peligro de ingerir las mezclas, como corresponde. No sé bien en qué consistía el sencillo experimento, probablemente en jugar con la acidez de los líquidos en presencia de un indicador de pH, frente al cual cambiaban de color. No me interesaba mucho la magia, pero en ese infantil juego de los tubitos nació mi amor por la química.

viernes, 4 de diciembre de 2020

A veces, cuando yo miraba televisión y mi papá me veía absorta en alguna película, se acercaba por detrás y me decía despacito: "Eso es todo mentira, Claudita, eso es todo mentira". Creo que con eso intentaba resguardarme de las emociones intensas que percibía que me causaban las imágenes. Siempre recuerdo con ternura esos tiempos en los que él, a su modo, me protegía.

miércoles, 2 de diciembre de 2020

 En un pueblo de España de la región de Castilla y León, llamado La Alberca, cada noche se lleva a cabo un rito ancestral. Una mujer camina por las calles y en las esquinas se detiene, llamando a los pobladores a rezar por sus difuntos. Se la llama "la moza de las ánimas" y es una suerte de intermediaria entre dos mundos.

lunes, 30 de noviembre de 2020

No nos cansamos de revisar una y otra vez la partida de Diego Maradona. No es un hecho menor que haya sucedido en medio de una pandemia, en donde la experiencia de la muerte nos resulta tan cercana, familiar y amenazadora. Transcurrido el velorio, en donde se vivió realmente un "clima de cancha" en el que a mi entender, se ponían en juego muchas cosas: la estupefacción y el dolor frente a esa muerte y la incapacidad de asimilarla, con una necesidad profunda de catarsis, fruto del aislamiento de la pandemia (con esto no estoy aplaudiendo lo que sucedió, sólo trato de pensarlo), a medida que se van sucediendo los homenajes creo que nos va cayendo la ficha de que Diego no va a volver. Y, a pesar de que no soy futbolera, siento que con su muerte se cierra un capítulo de nuestra vida. Cada mañana me despierto pensando entonces que murió Maradona. Tal vez, el tomar conciencia de la muerte del ídolo, sea una forma de tomar conciencia de nuestra finitud, algo que de tan extraordinario preferimos a veces olvidar.




domingo, 29 de noviembre de 2020

 En los 80, iba a bailar al Club Universitario de Bahía Blanca, que funcionaba en la antigua casona de Avenida Alem. El mismo cuyo piso vibraba cuando en la planta alta saltábamos sin parar durante la Semana del Estudiante. Ahí fue donde me encontró un 22 de junio de 1986 con un grupo de amigos festejando los goles de Maradona a los ingleses. Uno de los recuerdos más lindos de esa época.

jueves, 19 de noviembre de 2020

 "Dime cómo te han mirado y te diré quién eres"

dice Carlos Skliar en una maravillosa conferencia.

https://www.youtube.com/watch?v=uyavBQsL7jk&t=1523s

Y aquí estamos, ocultándonos detrás de los barbijos que nos protegen de los virus, pero que desnudan nuestros ojos. No hay máscaras ahora. Sólo miradas que pueden ser perturbadoras ya que nos remiten a lo más íntimo y primario, por más que vengan de un desconocido. 

¿Podremos aprender a mirarnos? ¿A dejar que nos miren?



 Pedacito de cielo



Esta es la hora en la que el sol empieza a ponerse sobre mi ventana, y en la que mi madre, a muchos kilómetros de acá, debe estar diciendo: "estoy esperando un ratito más para ir a la verdulería porque me hace muy mal el reflejo en los ojos". Es el brillo de la misma luz la que nos une, desde lejos.

martes, 17 de noviembre de 2020

¿ Pensaste alguna vez en que podrías no haber existido nunca? Tener ese sentimiento-pensamiento no se alcanza voluntariamente, ni por el razonar, sólo mediante algo más profundo y secreto, ante lo cual sólo podemos maravillarnos y agradecer.

sábado, 14 de noviembre de 2020

 Convivir con el misterio alumbra el pasado. Pero no siempre pasa. Si el ruido aturde, el ave escapa y las paredes que nos rodean son una caja dentro de otra, de la cual no podemos salir.



15 minutos de rutina diaria de Shaolin Quigong


https://www.youtube.com/watch?v=y2RAEnWreoE

domingo, 8 de noviembre de 2020

sábado, 7 de noviembre de 2020

Poder decir nos libera. La palabra transforma el horror en cenizas que con suerte logran abonar un mañana. 


Cuando todo está oscuro, no hay palabras. Nombrar algo es un exorcismo, que solo puede hacerse con el tiempo. Si algo duele mucho, es mejor no tocarlo. La herida puede volver a sangrar y el poco de claridad que hay se escabulle. Es raro. Uno no olvida. Solo espera que la palabra se manifieste para empezar a sanar.



 En este tiempo recuperé costumbres muy antiguas, entre ellas las de secar las cáscaras de las naranjas para agregarlas en trocitos al mate. Hacerlo de nuevo me dio alegría. Sin embargo, el tiempo ido no regresa, sólo intentamos reinventarlo con pequeños gestos. Tal vez nos equivoquemos, pensando que en esa época éramos felices. La memoria traiciona, y a veces solo evoca las luces en la oscuridad. Entonces vuelve el gusto amargo de las naranjas y tragamos saliva, con el mate de siempre, pero en otro rincón.


 


 

 Decir " tí...o" hacía que se me iluminara la cara. Él intentaba hacer como si nada, como si no se emocionara, pero un brillo cómplice aparecía en sus ojos. No hablábamos cosas demasiado profundas, estar juntos alcanzaba. Con los años, diría que era mi adulto favorito. Un hidalgo caballero. Eso era.

A mi tío, Néstor Pérez

La costumbre de los domingos era ir a visitar al panteón la tumba de mi abuela. Como era subterráneo, lo que potenciaba su aspecto lóbrego, se bajaba por una larga escalera de mármol blanco, sin descansos, que me parecía inmensa, dándome vértigo. El edificio era de estructura circular, con pasillos que desembocaban en el centro del mismo. Iba con mis papás y hermanitos, en solemne procesión, y mientras mi mamá cambiaba las flores y miraba a la lápida gris con una mezcla de tristeza y reproche hacia su madre, que se había ido demasiado pronto, yo iniciaba aventuras audaces, corriendo por los pasillos mortuorios. Fantaseaba con la idea de perderme, algo que pese al imaginario peligro, me excitaba. Sin embargo, en unos pocos tramos retrocedía sobre mis pasos, al lado de mis padres. Al volver a casa, nunca era suficiente el agua y el jabón para lavarnos las manos. Creo que con ese rito, intentábamos alejarnos de la muerte, de cuya mansión triunfal veníamos.

viernes, 6 de noviembre de 2020

 Cuando alguien moría, en el velatorio competían las coronas de flores. Yo me divertía comparando cuál era la más linda, la más grande. Una vez realizado el entierro, quedaban apiladas en la entrada del panteón, y me daba tristeza verlas así, abandonadas, tan caras y bonitas. Al volver un par de días después, solo quedaban unos pocos restos en el lugar en donde habían quedado al descuido, en general, algunas cintas violetas escritas en letras doradas. Creo que eso iniciaba de algún modo oscuro la asimilación de la pérdida, la desaparición de la ofrenda con la que habíamos intentado despedir a alguien que nunca se iría del todo. Hoy pasé por un puesto de flores y me sorprendió ese olor antiguo y húmedo de rosas marchitas. Siempre la muerte acecha en el lugar más inesperado.

 Escucho las palabras que no decís, las que están detrás de tus palabras. No puedo evitarlo. Me quedo mirando un poco al vacío mientras hablás, en un intento de decodificarte, que nunca alcanzo del todo. A veces la sensación que queda es amarga, cuando se filtró aquello que escondías con tanto cuidado, y no pude evitar percibir. Casi siempre es así. Por eso me entristezco. Ya no quiero escucharte. Nunca más.

domingo, 25 de octubre de 2020

 En mi infancia, cuando empezaba noviembre, los días 1 y 2 eran feriados, en conmemoración del Día de Todos los Santos y el Día de Todos los Muertos. El cementerio era entonces el lugar de reunión del pueblo. Las mujeres iban cargadas con todos sus elementos de limpieza; en el ingreso abundaban los puestos de flores, y los chicos corríamos entre las tumbas, mirando las fotos con detenimiento y leyendo las lápidas. Recuerdo especialmente un año, en el que fui con mi tía Elena, y la veo todavía lustrando afanosamente con cera la tumba de sus padres y colocando muchas flores frescas en ella. Viéndolo desde ahora, seguramente todo parece anacrónico. Sin embargo, no dejo de recordarlo con nostalgia. Es parte del folklore de mi niñez y por eso tiene un lugar especial en mi memoria.

viernes, 23 de octubre de 2020

 Soy hija de una mujer fuerte, docente de alma, y de un hombre bueno, que no sabía mentir (ni aún cuando hubiera sido necesario). 

Mis padres no se parecían, y tal vez por eso se complementaban. Mi mamá conserva la memoria de los tiempos idos y la relata con el mejor estilo de la historia oral. 

De mi padre guardo el gusto por lo simple, y mi madre me transmite la fortaleza que se esconde detrás de lo que parece frágil. 

El eterno abrazo de los cromosomas de donde venimos y que seguimos transformando bajo nuestro cielo.

jueves, 22 de octubre de 2020

En el Día Nacional por el Derecho a la Identidad, puedo decir que sé quien soy.

Nací una madrugada de 1966, en el Hospital Naval Puerto Belgrano. A primera hora de la mañana, las enfermeras me llevaron para el control médico. Cuando supuestamente me llevan de nuevo con mi mamá, llega otro bebé, pero vestido con mi ropa. Mi mamá se desesperó y empezó a gritar, diciendo que no era su hija, y mientras en la sala trataban de tranquilizarla, pensando en que era una crisis post-parto, ella le sacó los pañales a ese bebé, que por suerte era varón, y tenía mucho pelo, mientras que yo había nacido sin pelo. Del otro lado de la sala, se repetía la historia, con la otra madre, con la que, por error, estaba yo, vestida con la ropa de su hijo. Todavía me estremezco al pensar en esa historia.

Este 22 de octubre, sumáte al desafío de "manos con identidad" y animáte a contar tu historia.

Si tenés dudas y naciste entre 1976 y 1983, contactáte con Abuelas Plaza de Mayo-Sitio oficial.

#Identidad

#Abuelas43años

#LaBusquedaSigue





 

sábado, 3 de octubre de 2020

Hay día en los que alcanza con girar la cama, cambiar la mesa de lugar, abrir un espacio nuevo. Alivio temporario. Pero cuando se van acabando las posibilidades, sólo resta hacer silencio.

 En mis dibujos y pinturas, suelen aparecer hombrecillos vagando en un espacio sin tiempo. Monjes desolados que caminan por un mundo que se derrumba y esperan en silencio el amanecer.







 

sábado, 26 de septiembre de 2020

 A veces me quedo suspendida es una esquina, en el momento de cruzar la calle, para desesperación de los automovilistas. Sin embargo, nunca estoy tan consciente como entonces.

martes, 22 de septiembre de 2020

La letra de una persona en un papelito, siempre fue indicio de si podría enamorarme de ella.

jueves, 17 de septiembre de 2020

martes, 15 de septiembre de 2020

martes, 8 de septiembre de 2020

 En mi infancia puntaltense, el día del maestro representaba muchas cosas: el acto escolar con el Himno a Sarmiento, la ceremonia en el Parque que lleva su nombre, pero sin embargo, los hijos y las hijas de las docentes de escuela primaria a fines de los setenta, o principios de los ochenta, tenemos un recuerdo especial.

El 11 de setiembre, después de la escuela, mamá llegaba a casa cargada con una o dos bolsas llenas de regalos. No era aún la época en que los padres se juntaban para comprar un único regalo, y menos la de grupos de whatsapp, tan prácticos y modernos.

No. En esa época, cada nene, cada nena, le llevaban un obsequio a su maestra, y lo hermoso era la variedad. Había platitos que se colgaban en las paredes como adorno, cadenitas con dijes, pañuelos para el cuello, alguna lapicera o agenda, colonias o perfumes en extracto. No importaba qué era sino el amor que irradiaba cada pequeño objeto, elegido con cuidado. Recuerdo una cajita de música, que también era alhajero...especialmente gloriosa.

Mi mamá los iba sacando de a uno de un montón de papeles arrugados, moños y tarjetitas con letra infantil y los desplegaba sobre la mesa del comedor para que pudiéramos apreciarlos. Con un poco de suerte, mis hermanos y yo "ligábamos" alguno.

Extrañé mucho esas épocas cuando los padres buscaron la practicidad y empezaron a hacer regalos grupales. La extrañé como extraño a todas las queridas maestras de esa época, con las que compartí mi infancia.

Un feliz día y un abrazo a enorme a todas, con mi agradecimiento y mi más afectuoso recuerdo.

sábado, 5 de septiembre de 2020

 No saben cómo quisiera participar de alguna actividad recreativa por Zoom. Pero no hay caso. Todo ese mundo me es ajeno. Y eso que no soy una persona particularmente sociable en la cotidianeidad y quizás la virtualidad me facilitaría las cosas. Pero no lo asimilo. Ni a palos.

 Nunca tuve muchas cábalas, pero hay una que recuerdo con cariño especial. Cuando era estudiante, no rompía ningún papel borrador antes de rendir un final. Conservaba hasta los más insignificantes, los de pequeños cálculos o dudas por resolver. El día que rendía, si aprobaba, los tiraba a todos en un acto de limpieza. Ese pequeño rito organizaba mi vida con esperanza.

En mi heladera tengo guardada una botella de champagne para brindar el día que termine la cuarentena. Quedan invitadxs. Traigan más.

 Desde que paso mucho tiempo en casa, me he vuelto (si se puede) más reflexiva y memoriosa. Reconstruyo historias, interpreto hechos, entonces me alegro o me asombro. Nunca me canso de volver a contarme los relatos míticos que tuvieron suceso, de observar las marcas que fueron dejando. Capa por capa voy excavando y vuelvo a empezar.


                                                  (el olor a libro viejo no viaja por Zoom)

 Se habla mucho de la falta de abrazos en la pandemia, sin embargo no se habla del olfato más que para alertarnos si lo perdemos por el virus. Me hace falta el olor a pasto, a tierra húmeda y a libro viejo. A café recién molido y a tuco en familia. El olfato abre la puerta de lugares inaccesibles como nadie.



 Cosas que se encuentran en El Debate-Librería


El libro donde estaban es Macho y Hembra, de Margaret Mead, Editorial Alfa Argentina.

martes, 1 de septiembre de 2020

 Juana es mi compañera desde hace más de diez años. Vino a casa desde un refugio y de a poquito se fue aquerenciando. Vibramos juntas.


Este es uno de sus rinconcitos favoritos, desde donde observa a las torcazas y sueña con atraparlas.

 

 


lunes, 24 de agosto de 2020

 Mi madre me cuenta a la distancia, que está esperando la lluvia. ¿ Adónde fueron los sapos de mi patio nocturno?

domingo, 23 de agosto de 2020

 Cada noche me voy a la cama como si me preparara para ir al cine.

Cada mañana me levanto contemplando una historia, un collage que se esfuma al mirarlo de cerca.

viernes, 24 de julio de 2020

Empecé a tomar mate a los 19. Por ese entonces, lo hacía cebando con una pava blanca enlozada, con florcitas. Como lo hacía mientras estudiaba, cada tanto me levantaba para calentar el agua, arreglarlo un poco, y era una excusa para descansar y estirar las piernas. Algunas personas trataban de convencerme de las ventajas de reemplazar la pava por un termo, y yo los miraba como quien no entiende nada en relación al cebado, despreciando a ese extraño artefacto. Mediados los 90, me pasé al bando del termo, una vez que me convencieron de sus virtudes, que sigo apreciando hasta hoy. Los amantes del progreso intentan ahora convencerme, para mi horror, de las virtudes de la pava eléctrica. Nunca podré hacerles comprender a estos individuos el pacto silencioso que se establece entre el cebador y su pava, que se va calentando de a poco, y emitiendo sonidos característicos que van indicando la temperatura del agua justa para empezar a cebar. Y como se empieza de a poco, con el agua no muy caliente, para evitar que la yerba se queme. Sabemos bien de la ceremonia del té y todos sus protocolos orientales, pero los argentinos no tenemos nada que envidiarles al momento de preparar el mate. Ese momento glorioso, tan sencillo como profundo, de encuentro con uno mismo.

martes, 26 de mayo de 2020

Lo sentí fuertemente cuando se incendió la Amazonia. Se potenció con el desastre de Australia. Ahora, la pandemia. Fenómenos globales que afectan nuestra humanidad. Un planeta suspendido en medio del cosmos. Una nave en viaje con futuro incierto.
La docencia invadió nuestros hogares. Desayunamos preparando clases, almorzamos corrigiendo y nos despiertan wsp de alumnxs desorientadxs. Sin embargo eso es lo que alimenta nuestra esperanza.

lunes, 25 de mayo de 2020


Siempre miraba con admiración a mi papá nadar en el mar. Aunque no tuviera mucho estilo, observarlo era maravilloso, porque yo no sabía hacerlo. Él tampoco supo darme la fórmula. Sin embargo, me enseñó a flotar. "Estirás los brazos y listo", me dijo. Y yo le creí.

domingo, 24 de mayo de 2020


......a veces estamos tan enojados...pero ese enojo tal vez esconda la angustia al tomar conciencia de nuestra vulnerabilidad....a veces estamos tan en carne viva ante lo incomprensible...es en esos momentos en donde recordamos que sólo nos salva el amor...

siempre podemos mirar el cielo


domingo, 17 de mayo de 2020

La educación en los tiempos de la virtualidad

Lxs docentes estamos aprendiendo a educar en la virtualidad a gran velocidad. Se ha dicho mucho, y con razón, que esta no es una educación elegida, programada, ni por estudiantes ni por docentes, de allí que todxs estamos inmersos en esta problemática. Siempre me gustó escribir en los bares y muchas veces lo hacía después de clase, en una suerte de portfolio docente y recién estaba releyendo unos comentarios de tiempo atrás. Mencionaba la importancia de captar el "tono" del curso: eso indefinido que flota en el ambiente y se contagia, hecho a base de empociones, miradas, bromas, interacciones, preguntas, respuestas y también críticas sobre las que se construye una clase. El tono del docente influye sobre los estudiantes, y el buen docente, por lo menos a mí criterio, es el que sabe captar el tono de la clase para llevarla adelante del mejor modo posible.
Las preguntas y el desafío del aprendizaje surge ahora, en el tiempo de la virtualidad, en donde damos clases en pantallas, muchas veces con escasa o nula interacción con los estudiantes, y lo que es peor, entre los estudiantes entre sí. El aula siempre fue un espacio importantísimo de socialización, el aprendizaje entre pares, y el surgimiento de nuevas amistades.
Me quedo pensando entonces en este nuevo tiempo, pensando en crear alternativas mejores, posibles, reales, hasta que vuelvan las clases presenciales. Hay quienes fantasean desde hace mucho con entornos futuros de clases absolutamente virtuales. Ojalá que esto nunca suceda del todo.

martes, 5 de mayo de 2020

Puedo ver la misma película cinco o seis veces y disfrutarla cada vez más. Creo que es para descansar de días como estos en los que no dejo de incorporar información.

viernes, 10 de abril de 2020

El amor menos pensado

Antes de anoche vi una película argentina, se llama "El amor menos pensado", con Ricardo Darín y Mercedes Morán, bajo la dirección de Juan Vera.
En una escena, Darín está cenando con su padre, interpretado por el genial Norman Briski. Este le cuenta que, en un momento de su vida, estaba sentado en el patio y empezó a sentir un cosquilleo en los pies...(es imposible recrear con palabras su actuación). Esta sensación fue subiendo por sus piernas mientras entraba en pánico y dijo: "Es la Parca" . Entonces dio un salto, se levantó de la silla, agarró una escoba  y se puso a barrer frenéticamente, juntando hojas y haciendo un montoncito, hasta que las fue juntando todas (cuenta mientras barre cada vez más lentamente). Entonces se dio cuenta de que la muerte se había ido.


martes, 7 de abril de 2020


Quién sabe, más allá de nuestras teorías conspirativas, de de las predicciones de los astrólogos, de las certezas de los científicos y de las intuiciones de los artistas, que sentirá nuestro planeta azul....

miércoles, 1 de abril de 2020

Coronavirus y el Striptease del Capitalismo


http://www.deigualaigual.net/discusion/2020/2234/coronavirus-y-el-striptease-del-capitalismo/
En este tiempo recuperé costumbres muy antiguas, entre ellas las de secar las cáscaras de las naranjas para agregarlas en trocitos al mate. Hacerlo de nuevo me dio alegría. Sin embargo, el tiempo ido no regresa, sólo intentamos reinventarlo con pequeños gestos. Tal vez nos equivoquemos, pensando que en esa época éramos felices. La memoria traiciona, y a veces solo evoca las luces en la oscuridad. Entonces vuelve el gusto amargo de las naranjas y tragamos saliva, con el mate de siempre, pero en otro rincón.
Está en proceso, pero como es algo así como mi cara al levantarme, la comparto.
Lindo día.
Hagamos cosas lindas, lo que signifique para cada unx.


sábado, 28 de marzo de 2020

De pronto me encontré queriendo un pañuelito de tela, para llorar y secarme la nariz. De esos chiquitos y con florcitas que usaba en la infancia. Esos pañuelitos resistían los apretones, aunque no fueran tan higiénicos. Los extraño. Más cuando estoy sola.
Retomo algo que escribí el 28 de marzo de 2019. Hace un año justamente:

"Lo mejor del sarampión de mis siete años fue la caja de témperas que me regaló mi mamá. Ya no sabría qué hacer para entretenerme y entonces tuvo esa idea prodigiosa. Todavía recuerdo fascinada el olor que tenían y la primera pintura que hice. Una casita tradicional con su caminito, su chimenea , su cielo celeste y el correspondiente árbol a un costado. Todo prolijamente ordenado en aquélla tarde de abril."

Con los años fui descubriendo que el mundo no era tan ordenado, sino más bien lo contrario. El caos cada tanto se instalaba en mi vida y a mi alrededor. Parecía que todo se terminaba, se destruía, sin embargo, de algún modo se las arreglaba para resurgir. Aprendí lo que era la resiliencia sin conocer ni siquiera esa palabra. Hoy las cosas cambiaron de nuevo de un modo inesperado porque este suceso nos abarca a todxs. Leía por allí que es la naturaleza la que hoy nos demuestra su resiliencia, cuando los animales vuelven tímidamente a algunos sitios, que se recuperan en un tiempo breve. Ojalá sea un indicio que nos devuelva la confianza en nosotrxs para hacerlo.

Con Amor


viernes, 27 de marzo de 2020


Es fiel el lucero. Cada noche la luna va creciendo lento. Hoy mi vecina no hizo gimnasia. Miro el cielo por la ventana. Creo (porque a esta altura ya no tengo certezas), que veo una imagen formada por nubes. ¿Un ángel protector? 

Cambiar de lugar las palabras y el silencio. Arroparse con los sueños de una lámpara recién encendida. El que escribe amaina los vientos.


Gorriones de la noche / Jorge Curinao. - 1a ed. - Trelew : Remitente
Patagonia, 2020.


Este blog tiene de todo un poco. Textos míos, de otros autores y poetas, pinturas, fotos, reflexiones...un poco de cada cosa, según el día.

Hay algo que nos iguala en este tiempo. No quiero, me resisto a nombrar a esto que nos sucede. No sé qué nombre ponerle. Todo es demasiado atroz, todo es demasiado atemorizante.
Y si bien muchos y muchas, como yo misma, tratamos de ponerle onda y salir adelante, de a ratos nos agarra el bajón y la angustia. No es para menos.
Pensaba entre ayer y hoy en aceptar tanto los momentos de alegría, que es probable tengamos, como los otros, los difíciles. Todos son parte. ¿Esto es autoayuda barata? Probablemente. Lo acepto. Pero me sirve repensarlo cuando no estoy bien. Todo va y viene y nosotros, nosotras estamos viviendo un momento único. Por ahí nos llenamos la boca diciendo que el mundo va a evolucionar, que todos vamos a evolucionar. Lo cierto es que muchos no van a estar aquí para contarlo. Por eso espero, trato de estar bien y de aceptar cuando no lo estoy, hablo con mis afectos y miro el cielo, esperando que escampe.

jueves, 26 de marzo de 2020

En este tiempo de cuarentena, necesitamos seguir haciendo actividad física, por nuestro bienestar general, ya que en nuestra casa, en general, nos movemos muy poco. Circulan videos muy lindos de clases de yoga o de distintos tipos de ejercicios, pero creo que algunos de ellos son impracticables para mucha gente, sobre todo para la gente mayor, que también necesita movilizarse, aunque sea un poquito. Se nos aconseja muchas veces hacerlos en el piso, pero ellos no pueden hacerlos, porque después no pueden incorporarse. Por eso creo que una alternativa al alcance de todos puede ser moverse en la cama.

Les dejo una serie de propuestas:
-Estirar empeines y parte anterior de las piernas, y luego lo mismo pero flexionando los pies, para estirar la parte posterior.
-Girar los pies suavemente en círculos hacia un lado y hacia el otro.
-Abrir y cerrar suavemente los dedos de los pies.
-Si se puede, llevar rodillas al pecho, tomándolas con manos y balancear suavecito, a un lado y al otro, para masajear abdomen e intestinos.
-Por supuesto que respirar, colocando las manos sobre el abdomen , respirando profundamente, expandiendo el vientre al inspirar y hundiendo al exhalar (con el estómago vacío).
-Siempre-siempre-estirarnos y desperezarnos profundamente, abriendo bien grande la boca y luego exhalando.
-Y por último, dejar que todo el cuerpo se afloje y se serene aún más. Es el momento de serenar nuestra mente, que seguro con los ejercicios ya lo fue haciendo. Dejar que los pensamientos fluyan, sin aferrarse a ellos. Siguen su camino y los dejamos ir, respirando tranquilos y tranquilas, disfrutando el momento.
-Ideal para hacerlo después de una duchita, en algún ratito que tengamos libre.
Abrazos!!

miércoles, 25 de marzo de 2020

Hoy estaba mirando el cielo (ocupación que recomiendo fervientemente, de ser posible) y vi pasar una estrella plegada, de papel, llevada por la brisa.
Sin duda, mis vecinxs de Almagro son lo más.



Hoy a la mañana en mi pintura aparecimos nosotrxs, circulábamos ayer, entre redes confusas y pantallas. Pero hoy, con la lluvia fresca de la mañana nos fuimos reencontrando.
Mi vecino, desde su balcón, me ayudó a entender que tenía que respirar el aire de la mañana. El lo hacía tranquilo, mientras los pájaros cantaban bajito. Veremos cómo sigue.

Como si fuera posible, deseando con toda mi alma que sea posible, empecé a pintarla de nuevo buscando sanarla. Como si sanando la pintura buscara la forma de sanar al mundo.
Lo voy a seguir haciendo. En cada pintura y en cada día que pase.

Hice esta pintura en medio del mundo en llamas.
El incendio en Australia, la amenaza de guerra declarada por EEUU. Un mundo atroz en donde los humanos no teníamos paz.
Un virus apareció muy poco tiempo después y nos ataca.
Las personas nos pensamos y miramos hacia atrás.

lunes, 23 de marzo de 2020

domingo, 22 de marzo de 2020



Hace unos días leí en las redes una decisión que habían tomado las autoridades de un pueblo originario colombiano. Se trataba de un gobierno integrado en su mayoría por mujeres. Tenían terminantemente prohibido nombrar al virus. Creían que de ese modo, podían proteger a su comunidad. Tal vez, nombrar a algo o a alguien sea, de algún modo, darle entidad.
Cuando comento esto, sé que me expongo a que me tilden de negacionista. No creo serlo. Estoy, como todos, sumamente preocupada por la situación, sigo las noticias filtrando las que considero innecesarias, pero trato de no enfocarme en el virus, sino en la salud. Es claro que este microorganismo existe. ¿De dónde viene y por qué? No lo sabemos. Para los que nos quedamos en casa, y de ese modo nos cuidamos entre todos, cuidar nuestra salud mental es esencial.


Hace unos días hice este dibujo, sin pensar en nada como siempre.
Como siempre, cada cual puede interpretar lo que le sugiera.
Sin embargo, a mí me remite, entre otras cosas, al virus, que queda fuera de nuestros hogares.
No atraviesa nuestras paredes.
Que tengamos un hermoso domingo.


sábado, 21 de marzo de 2020

Las primeras estadísticas de las infecciones por coronavirus nos decían que los niños eran los menos afectados por la enfermedad. Hace días que vengo pensando en ellos. ¿A qué se debe esta selección que hace la naturaleza? Permítanme compartirles mi sentir. No sé qué pasará con nosotros. Con todos nosotros. Con mi familia. Con mis amigos. Conmigo misma. Pero si por algo quisiera quedarme en esta tierra es para cuidar a los niños. Esa esperanza es lo que me sostiene en estos días oscuros.
Siento que este tiempo es totalmente zen. Nos propone estar presentes en el aquí y el ahora. Después de todo, siempre se trató de eso. Nunca supimos que nos iba a pasar al cruzar la puerta de calle. Pero este es un presente continuo. Ahora realmente no sabemos, como humanidad, lo que va a pasar mañana. Creo que más que nunca esta situación nos propone vivir este presente, del mejor modo posible, como siempre dijo el zen, porque en definitiva es lo único que existe.
Es cierto. Atravesamos una pandemia biológica. Pero no es menos cierto que atravesamos una pandemia de información apocalíptica. Todo esto hace, sumado y potenciado por nuestra situación de aislamiento social, que estemos sumamente expuestos al estrés.
Una de las principales hormonas que se libera en los cuadros de estrés es el cortisol, sintetizado por nuestras glándulas suprarrenales, que se encuentran por encima de los riñones, como su nombre lo indica. Son pequeñas pero muy importantes.
Retomando, uno de los riesgos del cortisol es que deprime nuestro sistema inmunológico, o sea, nos vuelve más proclives a las infecciones y /o enfermedades.
Por eso, es importante por nuestro bienestar psico-físico, evitar el estrés de todos los modos que podamos.
Y creo que tenemos muchos a nuestro alcance. Tal vez, uno de los más importantes sea seleccionar cuidadosamente las noticias que consumimos. De modo de estar informado pero no intoxicado.
Exponernos al sol, en horarios controlados, hacer actividad física ( y no se necesita mucho espacio ni gran despliegue, aunque sea estirarnos y desperezarnos, de modo de mover las articulaciones), bueno, cada cual se ingeniará a su modo, alimentarnos bien, tener un adecuado descanso.
Compartamos buenas noticias, buenas ondas, lo bueno que estamos haciendo.
Es mi deseo.


Villa del Mar

Villa del Mar es un lugar que queda en las cercanías de Punta Alta (sur del Pcia. de Buenos Aires) y que me trae hermosos recuerdos.
Era el lugar en donde íbamos con mi familia a cenar en las noches de verano, en su sencillo montecito de eucaliptos con mesitas. Llevábamos unos sandwichs y jugo, y corríamos por la playa, jugando con mis hermanos.
Los atardeceres son increíbles. Uno de mis amigos dice que es el lugar perfecto para que desciendan los platos voladores.
Es una villa de pescadores con pocos habitantes.
Un antiguo humedal.


La verdad, es que reconozco que no estoy del todo pendiente del Cambio Climático y lo que va generando en el día a día. Si bien este tiempo, a través de las redes, voy leyendo noticias alarmantes. Pero el año pasado me impactó profundamente lo que sucedió en Amazonia. Ese terrible incendio que arrasó con la selva, llevándose millares de especies vegetales y animales.
Tiempo después, Australia. Otra catástrofe increíble y desesperante.
Fueron eventos globales que nos afectaron como humanidad, por la magnitud que tuvieron.
Y, sobre todo Amazonia, uno de los pulmones más importantes del planeta.
No deja de sorprenderme que este virus afecte directamente a nuestro sistema respiratorio. Como si quisiera recordarnos nuestra unidad con el cosmos. 
Para pensarlo.

jueves, 19 de marzo de 2020


https://www.lavaca.org/notas/la-cronica-de-bifo-desde-el-confinamiento-italiano-la-epidemia-psiquica-la-paralisis-relacional-y-el-deseo-de-abrazar/?fbclid=IwAR266sHtDDjIf
Circulan informaciones que nos cuentan que de distintos modos la naturaleza se está sanando.
Pero nosotrxs también somos parte de ella. Tal vez también sea nuestra oportunidad de sanar.
Por eso se me ocurre que, si podemos, en este tiempo de espera, abramos las ventanas para respirar, cada unx como sepa, cada cual a su modo. Según el yoga, según el Tai Chi, como sea, y activemos nuestros canales de limpieza.
Comamos lo más sano y liviano posible y nos hidratemos.
Lo demás es fe y confianza en lo que toda esta experiencia nos dejará.
Hay una teoría que dice que nuestro planeta es un organismo vivo y que su nombre es Gaia. Nosotros somos parte de Gaia, chicxs y ella nos ama .Por eso, si Gaia enferma, por nuestras acciones, enfermamos todxs. Pero Gaia quiere sanarse y nos lo está demostrando. Vamos a sanar entre todxs.

miércoles, 18 de marzo de 2020

Tal vez lo más difícil sea encontrarnos con nosotros mismos. Es que, si somos sinceros y por un rato dejamos de ver las noticias, no tenemos forma de escaparle a la cuestión.
Tal vez lo más lindo sea encontrarnos con nosotros mismos, solos con nuestra almita, en medio de la oscuridad y sin miedo.
...dicen que por la noche aparecen los malos pensamientos...que las aves por algo saludan al sol...no lo sé...sólo sé que en este mundo tan raro no tiene importancia si es de noche o de día si estás en una habitación orbitando en el vacío....de a ratos cabeza arriba...otros cabeza abajo...flotando entre las paredes y durmiendo cada tanto....tratando de mantener la cordura cuando de a ratos sentís que te volviste más cuerda que nunca....

Cuento los días con las hojas amarillas de los fresnos de mi ventana.

El cielo es claro esta madrugada. Se ve luz en algunos balcones y cada tanto llueve. Busco palabras donde enhebrar el silencio, mientras espero el alba.

martes, 17 de marzo de 2020

Porque siento

que toqué fondo

caminaré por mil veredas.

Cuarentena-coronavirus

Quedémonos en casa.
Podemos pasarla bastante bien.
Comer sano y liviano.
Tomar líquido.
Hacer ejercicios suaves: acostarnos en el piso, estirarnos, desperezarnos, bailar
Escuchar música
Leer-estudiar
Dibujar-escribir-cocinar-coser-bordar-tejer
Reparar algo (incluido nosotres)
Mirar películas
Pensar!!
Hacer silencio
No sé, se aceptan sugerencias 
Muchos y muchas de nosotros somos afortunados. Tenemos techo, nos podemos dar una ducha caliente, tenemos comida en la alacena, y estamos relativamente sanos.
Pero esto no le sucede a mucha gente. Sin ir más lejos, muchos están en la calle, o viven hacinados en lugares precarios, o no tienen comida. Muchas personas dependen de su trabajo de cada día para poder comprarla, incluso.
No olvidemos nuestra situación de privilegiados y privilegiadas en estos días de cuarentena.
Tal vez este sea el momento, por una vez en la vida, de agradecer todo lo que tenemos

La cuarentena me llevó esta noche hasta mi infancia, ese tiempo lento en el que nos deteníamos a lustrar las manzanas y luego las olíamos con satisfacción, mientras las acomodábamos en la frutera.

martes, 10 de marzo de 2020


Desde hace tiempo vengo investigando las posibilidades de trabajar con líneas. No sé bien por qué. Primero eran curvas y después rectas, con marcadores o lápices. Los colores nacen de las líneas que se van superponiendo, con distinta duración-intensidad-oscilación. El tiempo se hace presente. Atmósferas atravesadas por líneas, pero no totalmente integradas. De allí se desprenden preguntas sin respuestas.Disciplina-entrenamiento.¿Lo catártico es reparador?. Y la reparación intenta completar el círculo. Tan sutil, tan elusiva llega una mañana. Y me encuentra con un lápiz convertida en sismógrafo.

sábado, 7 de marzo de 2020


Estos textos los escribí hace años. Recién los encontré, revolviendo papeles.

Sustancia oscura, perfume nocturno que llega y me invade. Un ala en un tobillo y en el otro un ancla. Un ancla se hunde en la escollera del alma y el barco flota, cadencioso, en la orilla. La tempestad rasgó sus velas y las sogas de desanudaron para siempre.

Un collage de olores y melodías. Recorto papeles que guardo en cajitas. De noche me levanto descalza para abrir una puerta y comprendo que es una tumba. Intento seguir, como si nada hubiera pasado. Los pasos van dejando huellas en la arcilla húmeda. Unos pies solitarios caminan.


jueves, 27 de febrero de 2020

....y así fue como llegó el día en el que valoré más a un estante vacío en mi biblioteca, que uno lleno de cosas viejas...
Sres Padres:
El Debate-Librería les ofrece la solución a sus problemas.


 Hace más de diez años que estoy en pareja con un coleccionista, y tengo que reconocer que me llevó mucho tiempo comprender la esencia de es...