jueves, 20 de mayo de 2021

 Los científicos son hormiguitas. Como dijo Tomás, el Apóstol, necesitan tocar las cosas para creerlas. Se dedican a medir y explicar a través de instrumentos, que ellos mismos diseñaron. Elaboran modelos y teorías, que funcionan por un cierto tiempo, hasta que alguien genera una ruptura. Vuelta a empezar entonces. Los códigos están encriptados adentro de sus cerebros.¿ Podrán inventar la llave?

 De la completa luz a la oscuridad, y viceversa.

Pasando por todos los estados intermedios. O casi todos.

Subiendo y volviendo a caer, el sabio Juego de la Oca. 

No sabíamos dónde estábamos metidos. No se sale con palabras desde acá. 

Cuando mi bisabuela María empezó a desprenderse de las poquitas cosas que tenía, a mi mamá le tocó una cómoda antigua. Tenía la superficie de mármol gris y tres espejos, uno central y dos más pequeños. Yo jugaba a acomodarlos para modificar mis perfiles, imaginando que era una de las Trillizas de Oro. Pasaba el rato ensayando parlamentos, con un poco de vergüenza por si me descubrían. Hace poco le oí decir a una actriz de mi generación que hacía lo mismo de chica.  Es curioso cómo, sin saberlo, los juegos siempre se reinventan.

 Hace más de diez años que estoy en pareja con un coleccionista, y tengo que reconocer que me llevó mucho tiempo comprender la esencia de es...