sábado, 28 de septiembre de 2019


Soy de esas personas a las que les gusta ver televisión sin volumen. Y disfruto especialmente de las entrevistas. Me resulta muy interesante observar la gestualidad de las personas, los movimientos de las manos, el intercambio de miradas. Intento a veces leer los labios, pero no me preocupa demasiado. Nunca  habla más un rostro que desde el silencio. Al menos, es lo que siento.

Hoy, les dejo una acuarela de mi hermana, Belén Azpilicueta


martes, 24 de septiembre de 2019


LA GLORIA. EL SUFRIMIENTO. EL ARTISTA CREA.


Se dice, por algunos lugares, que la única gloria que existe es aquella de la que el artista tiene conciencia. Que los otros la conozcan, la proclamen o la ignoren, poco le importa. La satisfacción, radica en el hecho de poder hacer la obra. De ejercer el acto de la obra. Esa es su gloria.
Pero a la vez, así como existe la conciencia de esa gloria, también habita en el artista el conocimiento de su desdicha, que suele ser cruel e inversamente proporcional en comparación con el sentimiento de la gloria. Él lo sabe.
Mientras, no dejará de trabajar en el taller, no dejará de hacer. Y es así como su vida será, por lo menos, tan bella como su obra. Y quedarán lejos, muy lejos, aquellos lugares dolorosos, aquellas zonas en las cuales quienes nada saben de los sufrimientos del artista, disfrutarán con esa obra que estará en museos, en galerías, en colecciones particulares y que el mercado, o los señores del mercado, le pondrán valor de cosa vendible que dejará sabrosas ganancias.
La vida creativa, la ascensión, está más allá de lo que se piense de la existencia del artista. El objeto de su trabajo, es fomentar su propia libertad y en ello, como dice Vincent, “Le va la vida”. No importa que esa vida se pierda en triunfos imaginarios, en deseos profundos de “algo mejor” que mitigue el sufrimiento que implica la diferencia de ser un creador. Porque a la vez sabe que sólo la obra podrá explicarle de qué se trata y esa explicación, le dirá que será justificado ante los otros y las otras, aunque sienta que no es necesaria explicación alguna. Al igual que su obra. De explicarse, la debilidad de lo hecho, de lo creado, estaría muy cercano a la muerte de la obra.
El artista se convierte en parte del misterio, vive en él, además de con él. Aquí, el intelecto no cuenta. Y es gracias a su arte, que el artista establece un contacto profundo con la realidad, una vez que transitó por otro plano que no se corresponde con el mundo tridimensional, con el mundo de cronos.
Se dice que el arte es la manifestación para ordenar el caos. No sé si es tan así, de esa manera. Sí, digo, que el artista se alegra al ser consciente de un orden mientras va creando su obra, mediante la manipulación de los materiales, escuchando lo que desde lo profundo de su ser el alma le va diciendo. que es dónde ubicar esos componentes sobre el soporte, que luego serán el todo que ha combinado para que la forma sea el vehículo del contenido hacia el observador.
Se trata de sensaciones. Al madurar, éstas, se convierten en praxis, experiencias. Y la experiencia, en el artista, engendra otras experiencias.
El artista no trabaja en las tinieblas. Su mente está clara. Su criterio, “sabe” lo que está haciendo en el instante de crear.
© Helios Buira

jueves, 12 de septiembre de 2019


Despertar

Las mañanas tejen sombras.

Y sin embargo
despierto nocturno.

Y no me acostumbro
y no me resigno

(a ser una sombra).

Jorge Curinao. Plegarias del humo. 1 Edición. Remitente Patagonia. 2019.

Mesa de Luz

Salto del cuadro. Enciendo un cigarrillo.
Despliego mi pobreza sobre este caos. Nada me es ajeno.
Recuerdo los siglos de mi infancia: rezaba en voz alta.
Recojo cada una de mis sombras.

Soy negro y triste.

Me atormentan los espejos. No encuentro formas.
Me hieren los libros. No encuentro palabras.
Me duele la vida. No encuentro caminos.

Y muero
              de muerte natural.

Jorge Curinao. Plegarias del humo. 1 Edición. Trelew. Remitente Patagonia. 2019

lunes, 9 de septiembre de 2019

Plegarias del humo


Hoy llegó desde la Patagonia el libro Plegarias del humo, de Jorge Curinao. Leí recién solamente un poema. Pero ya me alivió. No sé cómo hace. Tanto con tan poco. Lo mínimo al máximo de intensidad.

http://jorgecurinao.blogspot.com/

Les debo el poema para dentro de un rato.




 Hace más de diez años que estoy en pareja con un coleccionista, y tengo que reconocer que me llevó mucho tiempo comprender la esencia de es...