martes, 29 de diciembre de 2020

 Si hay algo que me ayudó en la vida. fue aceptar mis contradicciones. Dialogar conmigo misma y con el otro, deconstruyendo certezas. A los/as que venimos de ciencias duras a veces estos procesos nos resultan más dificultosos, ya que nos formaron para el pensamiento lineal. Poder complejizarlo es fundamental para desarrollar una mirada crítica sobre las circunstancias que condicionan nuestro comportamiento así como las que regulan los fenómenos sociales y esto, en definitiva, nos ayuda a liberarnos.

El bucle neurótico

Puede ser de utilidad reconocer el punto de inflexión a partir del cual nuestros pensamientos nos llevan a precipitarnos en un abismo oscuro. Algo que puede servir es desarrollar la paciencia y ser compasivos con nosotros mismos. Intentar involucrarnos con alguna actividad que nos conecte con lo cotidiano y nos devuelva la confianza en nuestras capacidades. No importa cuantas veces suceda. El autoconocimiento y la práctica de estas vías nos ayudan en parte a superar esos momentos.


domingo, 27 de diciembre de 2020

 Pensaba que en la vida vamos en una rueda, a veces arriba, otras debajo. Puede girar muy rápido, o detenerse por largo tiempo en uno de los dos polos, pero indefectiblemente vuelve a moverse, cambiando radicalmente nuestra posición. Solemos olvidar que nada es permanente. Pero cuando la alternancia se hace parte nuestra, aprendemos a tener los ojos abiertos, para no identificarnos con ninguno de los estados. Se nos va la vida aprendiendo a transitar el pasaje de uno al otro, a alquimizar. Tener conciencia de estos procesos, es esencial para aliviar el sufrimiento.

sábado, 26 de diciembre de 2020

 Leí por ahí, que Ricardo Piglia dijo que "el psiconálisis es un arte de mantener a flote en el mar del lenguaje a gente que goza tratando de hundirse".

Es difícil darse cuenta cuando uno lo está haciendo, o, mejor dicho, cuando aprendió a hacerlo y vive inmerso en esa tarea. Ya la vida es lo suficientemente dura como para que nos regodeemos en escarbar la herida. Podemos observarla, abrirla, exudarla si es necesario, exponerla al sol, suturarla, esperar que cicatrice y saber que siempre habrá días en los que dolerá, y que tal vez pueda volver a abrirse. Cada cual sabe cuál es la suya y qué recursos tiene para protegerla. 

No se puede vivir en el eterno sufrimiento. No es justo ni para uno ni para los que nos rodean. La vida es mucho más que eso. Habrá que aprender a nadar.

El día después

 Siempre hay un día después, por lo menos, mientras uno está vivo. Hoy es el día después de navidad. Día en donde queda la sensación de que en las fiestas se genera un mandato histórico de felicidad, del cual es difícil sustraerse. Hay tensión por el temor de no estar lo suficientemente alegre y desentonar. Se trata entonces de comer, brindar y una serie de ritos paganos que nos enternecen y entristecen, alternativamente. En mi caso personal, no sé bien lo que se espera de mí, y creo que a muchos les sucede esto. Claro que hay personas con familias radiantes y otros con familias destruídas por distintos motivos. Yo estoy más o menos en el medio, aunque siempre preguntándome de que se trata todo. ¿Qué habrá detrás del espejo? Estén alertas, aún nos falta fin de año. Y desde ya les aviso que ese día cumplo años. Tendrán que soportarme.

miércoles, 23 de diciembre de 2020

Como humanidad, nos tocaron tiempos difíciles. Que tomemos conciencia de nuestra hermandad, más allá de las fronteras. Hay un solo cielo y en estos días celebra el amor compartido.

martes, 15 de diciembre de 2020

 WISLAWA SZYMBORSKA

Prospecto
Soy un tranquilizante.
Funciono en casa,
Soy eficaz en la oficina,
me siento en los exámenes,
Comparezco ante los tribunales,
pego cuidadosamente las tazas rotas:
sólo tienes que tomarme,
y disolverme bajo la lengua,
tragarme,
sólo tienes que beber un poco de agua.
Sé qué hacer con la desgracia,
cómo sobrellevar una mala noticia,
disminuir la injusticia,
iluminar la ausencia de Dios,
escoger un sombrero de luto que quede bien con una cara.
A qué esperas,
confía en la piedad química.
Eres todavía un hombre (una mujer) joven,
deberías sentar la cabeza de algún modo.
¿Quién ha dicho
que la vida hay que vivirla arriesgadamente?
Entrégame tu abismo,
lo cubriré de sueño,
me estarás agradecido (agradecida)
por haber caído de pies.
Véndeme tu alma.
No habrá más comprador.
Ya no hay otro demonio.

sábado, 12 de diciembre de 2020

En el barrio de San Telmo, en la esquina de las calles Bolívar y Carlos Calvo, fue fundado en 1897 un gran mercado bajo techo, donde se comercializaban carnes y verduras. Con el correr de los años, los locales convivieron con puestos de anticuarios y algunos bares notables.  El Mercado, característico por sus olores diversos, fue siempre un sitio de visita muy atractivo para los turistas y coleccionistas de antigüedades.  Sin embargo, en los últimos años, le costó resistir la influencia globalizadora y fue perdiendo paulatinamente su antigua idiosincrasia. No escapó a la tendencia que intenta que que las personas, independientemente de cuál sea su lugar de origen, se sientan como en su casa. Con tristeza fuimos viendo desaparecer a los puestos tradicionales, reemplazados por modernos emprendimientos gastronómicos, todos parecidos entre sí. Ruidos, olores y sensaciones particulares y autóctonas, son desplazados por un conjunto de expresiones genéricas que llevan a que perdamos lo más valioso que tenemos como pueblo: nuestra identidad.




jueves, 10 de diciembre de 2020

El tema de estar en pareja con un futbolero es que, con el correr del tiempo, fui "apilando" en mi lenguaje cotidiano, un sinfín de metáforas que tienen que ver con ese deporte. Y es así, como fui aprendiendo que a veces, "el arco está cerrado", y hay que conseguir "la llave" para poder abrirlo. A estar alerta si "me pasan la pelota" o "me corren el arco". A "cambiar de frente" y a veces "tirar la pelota afuera". A detectar cuando me "embarran la cancha" y agradecer al que me "tira centros". Me defiendo bastante bien con las  "gambetas", pero mi especialidad es, sin duda, "parar la pelota" para rearmar el juego. He sufrido muchas veces por "patear fuera del arco", pero, en general, soy buena "atajando penales".  Y así, de a poco, los mil y un sinónimos relacionados con "la caprichosa", me fueron enterneciendo. Sin saber nada de fútbol me fui convirtiendo en una amateur en el uso de su vocabulario y, lentamente, me fui transformando en una "optimista del gol".





sábado, 5 de diciembre de 2020

 Uno de los recuerdos más lindos de mi infancia, es el de aquélla vez en que quise hacer casitas de muñecas. Nunca fui muy hábil en las manualidades, pero era tal el entusiasmo que tenía en esa tarea, que creo que compensaba todas mis carencias. Con sencillas cajas de cartón, papeles de colores y tijeras, abría puertas y ventanas, construía muebles y sobre todo, una habitación en la planta alta, que era lo que yo siempre había querido tener. Nunca jugué en el fondo con las muñecas. Esa casa era mi excusa para soñar. 

 A eso de los siete años, me regalaron un juego de magia. La verdad es que no me impresionaron demasiado los trucos, salvo uno de ellos, que proclamaba al mejor estilo bíblico, la posibilidad de "convertir el agua en vino". Consistía en trasvasar el contenido de uno de los vasitos al otro varias veces, y de este modo sucedía el milagro, en donde el líquido transparente, o sea, el que simbolizaba el agua,  se tornaba color púrpura, tranformándose en un supuesto vino. El juego advertía seriamente sobre el peligro de ingerir las mezclas, como corresponde. No sé bien en qué consistía el sencillo experimento, probablemente en jugar con la acidez de los líquidos en presencia de un indicador de pH, frente al cual cambiaban de color. No me interesaba mucho la magia, pero en ese infantil juego de los tubitos nació mi amor por la química.

viernes, 4 de diciembre de 2020

A veces, cuando yo miraba televisión y mi papá me veía absorta en alguna película, se acercaba por detrás y me decía despacito: "Eso es todo mentira, Claudita, eso es todo mentira". Creo que con eso intentaba resguardarme de las emociones intensas que percibía que me causaban las imágenes. Siempre recuerdo con ternura esos tiempos en los que él, a su modo, me protegía.

miércoles, 2 de diciembre de 2020

 En un pueblo de España de la región de Castilla y León, llamado La Alberca, cada noche se lleva a cabo un rito ancestral. Una mujer camina por las calles y en las esquinas se detiene, llamando a los pobladores a rezar por sus difuntos. Se la llama "la moza de las ánimas" y es una suerte de intermediaria entre dos mundos.

 Hace más de diez años que estoy en pareja con un coleccionista, y tengo que reconocer que me llevó mucho tiempo comprender la esencia de es...