jueves, 10 de diciembre de 2020
El tema de estar en pareja con un futbolero es que, con el correr del tiempo, fui "apilando" en mi lenguaje cotidiano, un sinfín de metáforas que tienen que ver con ese deporte. Y es así, como fui aprendiendo que a veces, "el arco está cerrado", y hay que conseguir "la llave" para poder abrirlo. A estar alerta si "me pasan la pelota" o "me corren el arco". A "cambiar de frente" y a veces "tirar la pelota afuera". A detectar cuando me "embarran la cancha" y agradecer al que me "tira centros". Me defiendo bastante bien con las "gambetas", pero mi especialidad es, sin duda, "parar la pelota" para rearmar el juego. He sufrido muchas veces por "patear fuera del arco", pero, en general, soy buena "atajando penales". Y así, de a poco, los mil y un sinónimos relacionados con "la caprichosa", me fueron enterneciendo. Sin saber nada de fútbol me fui convirtiendo en una amateur en el uso de su vocabulario y, lentamente, me fui transformando en una "optimista del gol".
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Le faltó una para rematar el texto, amiga: "Qué viva el fútbol, Pisculichi". :)
ResponderEliminar:-)
ResponderEliminar¡Un abrazo Jorge!