viernes, 31 de diciembre de 2021

 El día de mi cumpleaños siempre fue mágico. Cuando comenzaba cada hora, en la radio sonaban las campanas avisando en qué lugar del mundo empezaba el año nuevo. Después de la siesta empezaban los preparativos, el mantel con Papá Noel, el vestido que estrenaba y todos listos para la llegada del fotógrafo, un rato antes que mis amiguitos y amiguitas. Posábamos solemnes, se soplaban las velitas, y después todo era juego en el patio. A eso de las ocho, los invitados se iban, a festejar con sus familias, lo que sentía que era una gran injusticia, pero compensaba que llegaran mis primos a cenar con nosotros. La mesa se servía en el patio, y era infaltable que al rato chispeara, como llamábamos a las primeras gotas, entonces nos trasladámos medio frustrados bajo techo, pero no duraba mucho. Las doce llegaban rápido y entonces me sentía una cenicienta cuando terminaba el baile, ya que el año nuevo eclipsaba todo. Pero era por poco rato, porque entonces salíamos a la vereda a saludar a los vecinos y era noche de acostarse tarde. Mi nuevo año coincidía con el del almanaque: nada me hacía más feliz que eso.

¡Feliz año nuevo! para todxs, son tiempos difíciles, pero donde estemos, con quien estemos, solos o acompañdxs, que tengamos paz en el corazón.

 Hace más de diez años que estoy en pareja con un coleccionista, y tengo que reconocer que me llevó mucho tiempo comprender la esencia de es...