Escucho las palabras que no decís, las que están detrás de tus palabras. No puedo evitarlo. Me quedo mirando un poco al vacío mientras hablás, en un intento de decodificarte, que nunca alcanzo del todo. A veces la sensación que queda es amarga, cuando se filtró aquello que escondías con tanto cuidado, y no pude evitar percibir. Casi siempre es así. Por eso me entristezco. Ya no quiero escucharte. Nunca más.
viernes, 6 de noviembre de 2020
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