Hace unos días leí en las redes una decisión que habían tomado las autoridades de un pueblo originario colombiano. Se trataba de un gobierno integrado en su mayoría por mujeres. Tenían terminantemente prohibido nombrar al virus. Creían que de ese modo, podían proteger a su comunidad. Tal vez, nombrar a algo o a alguien sea, de algún modo, darle entidad.
Cuando comento esto, sé que me expongo a que me tilden de negacionista. No creo serlo. Estoy, como todos, sumamente preocupada por la situación, sigo las noticias filtrando las que considero innecesarias, pero trato de no enfocarme en el virus, sino en la salud. Es claro que este microorganismo existe. ¿De dónde viene y por qué? No lo sabemos. Para los que nos quedamos en casa, y de ese modo nos cuidamos entre todos, cuidar nuestra salud mental es esencial.
domingo, 22 de marzo de 2020
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Está lloviendo, pero entre las nubes recién se asomó el sol, alguien martilla cerca de mi ventana, suenan las campanas de la iglesia del ba...
-
Cada tarde, abríamos las ventanas para darle paso al tiempo. La casa tenía el rumor de los grillos perdidos. A veces, el color era el mismo...
-
Hasta dónde se expande una sonrisa? Si se pudieran fotografiar las milésimas de segundo durante las que unos labios, unos ojos, los músculos...
-
En algún lugar debe haber un basural dónde están amontonadas todas las explicaciones. Una sola cosa inquieta en este justo panorama: lo que ...
No hay comentarios:
Publicar un comentario