sábado, 22 de febrero de 2025

 Hay una sombra colectiva en la sociedad, amenazante. Es esa sombra, fruto del odio y la desesperación de la gente que siente que no importa quien gobierne, les va mal y son los que pagan las consecuencias. Odio, claro está, alimentado por los medios que distorsionan discursos en donde ya no se sabe quiénes son los buenos y quiénes los malos, porque las aguas están mezcladas, turbias, barrosas. Ese odio es el que vota a una persona que en su nombre y blandiendo una motosierra, promete destruir todo para liberarlos y que puedan renacer. ¿Qué sucede entonces cuando el gran liberador demuestra ser un corrupto igual que todos los que él señalaba como tales? ¿Serán capaces los excluidos de darse cuenta y reconocer que fueron engañados nuevamente? Hay una sombra colectiva amenazante. Que este afán de destrucción no nos lleve puestos quizás sea posible si volvemos a preguntarnos cada día qué es ser humanos y si aunque sea desde los micropuentes que podemos tender entre los más cercanos/as que tenemos, podemos sostenernos y recuperar la esperanza.

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