Creo que heredé de
papá la percepción del tiempo de los campesinos, esa parsimonia por dejarlo
correr. Uno tras otro los días son iguales, pero distintos. Una pátina los baña
desde lejos cuando lo recuerdo, un manojo de fotos en donde recorre el mundo
con su moto y el casco amarillo, mientras saluda a las vecinas.
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