A veces el
sol sale recién al atardecer. Después de todo un día de lluvia el cielo se abre
y él resplandece para despedirse con una sinfonía de colores que borra los
recuerdos de las horas pasadas. Quién sabe si saldrá mañana, ni siquiera los
pájaros lo adivinan, aunque por las dudas preparan sus nidos para guarecerse
como yo escribo estas letras para no olvidarme que el futuro no está escrito ni
en los cielos ni en la tierra y que los soles y las lluvias seguirán su camino
hasta el fin de los tiempos, cuando el silencio vuelva y el último latido del
Cosmos se detenga en un acorde secreto.
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