La
maravilla de los días y las noches que se repiten y nunca vemos, la alternancia
de los opuestos que habita la naturaleza respirando incesante y acechando
presencias, sonidos sutiles, mientras la realidad danza y es distinta para cada
ser, un caleidoscopio de imágenes que crean y deshacen historias en la película
en que somos el protagonista, un halo de luz nos rodea mientras recitamos
parlamentos ensayados pero vacíos, defendiéndonos de las contingencias con la
armadura que esconde nuestro verdadero rostro, ese que vemos de pasada en el
espejo por las mañanas cuando estamos sin maquillaje y nos pregunta quiénes
somos y vamos a ser.
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