martes, 11 de febrero de 2025

 

Llegó el tiempo de aprender a caminar de nuevo, de habitar nuevas ciudades, destilar palabras que emerjan desde lo profundo del agua barrosa, palabras que la luz atraviesa en medio del silencio y con antiguos códigos transmiten mensajes de un mundo perfecto desde lo imperfecto. Desde la grieta de la antigua herida surge la huella dorada como recuerdo y señal de lo vivido, para no olvidarlo y compartirlo, poblar de carteles luminosos las rutas y caminos con manos que señalen el cielo, con raíces de ombúes desde donde anclarnos para albergar pájaros que despidan el día en los atardeceres.

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