Cuando hay buen pronóstico meteorológico, Castalia decide salir de su Mundo. Una vez que se puso los zapatos, ya está lista. Pero resulta, que, casi todas las personas con las que se cruza en la calle, llevan espejos en el pecho, de distinta forma y tamaño. Ella, mal que le pese, no puede evitar verse reflejada, pero con una particularidad. Hay espejos en los que de tan brillante que se ve, casi ni puede mirarse; en otros aparece brumosa y oscura. En algunos, su imagen es la de una nena con las medias caídas y toda despeinada, hay espejos en los que lleva guardapolvo blanco y lentes (se ve muy seria), en otros está casi desnuda. Los hay también en los que es casi una anciana, de mirada triste. Castalia se desorienta mucho y se cansa extremadamente de no saber quién es, entre tantos espejos que la marean. Así que se apura a volver a su casa y entonces se sienta en silencio, junto a su gata, respira hondo, cerrando los ojos, y ahí, despacito, empieza a acordarse su nombre secreto, la clave que solo ella conoce para conectarse. Entonces, se sienta y comienza a escribir.
viernes, 7 de junio de 2024
Cuando hay buen pronóstico meteorológico, Castalia decide salir de su Mundo. Una vez que se puso los zapatos, ya está lista. Pero resulta, que, casi todas las personas con las que se cruza en la calle, llevan espejos en el pecho, de distinta forma y tamaño. Ella, mal que le pese, no puede evitar verse reflejada, pero con una particularidad. Hay espejos en los que de tan brillante que se ve, casi ni puede mirarse; en otros aparece brumosa y oscura. En algunos, su imagen es la de una nena con las medias caídas y toda despeinada, hay espejos en los que lleva guardapolvo blanco y lentes (se ve muy seria), en otros está casi desnuda. Los hay también en los que es casi una anciana, de mirada triste. Castalia se desorienta mucho y se cansa extremadamente de no saber quién es, entre tantos espejos que la marean. Así que se apura a volver a su casa y entonces se sienta en silencio, junto a su gata, respira hondo, cerrando los ojos, y ahí, despacito, empieza a acordarse su nombre secreto, la clave que solo ella conoce para conectarse. Entonces, se sienta y comienza a escribir.
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