No hace falta decir que soy de aquélla generación de nenas que amábamos a la Mujer Maravilla. Soñaba con ser Linda Carter girando y girando en medio de un estallido de luz, para emerger convertida en super-chica. Obviamente, intenté emularla y me hice con papel metalizado, una vincha y un par de brazaletes dorados, que no eran muy exitosos, porque siempre se me caían. Eso no impedía, sin embargo, que los usara una vez tras otra para ir corriendo hasta la esquina de mi casa, cada mediodía, a comprar el pan, braceando a más no poder, persiguiendo a quién sabe qué malhechores.
viernes, 7 de junio de 2024
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