jueves, 23 de mayo de 2019
Puente Pueyrredón
Lo que más me gusta de ir a dar clase a Quilmes es cruzar el Puente Pueyrredón. No hay una vez que lo haga sin emocionarme. Es más, si voy distraída en el colectivo y se me pasa por alto me entristece. Para mí representa el símbolo de un sinnúmero de manifestaciones populares. Ese límite entre Capital y el conurbano sur me muestra las variaciones de los márgenes del Riachuelo con la lluvia cuando lo atravieso de día y la figura del Coloso de Evita por las noches. Llegando a Avellaneda, busco con la mirada en las primeras torres una ventana que tiene una cortina color verde manzana. Hace años que lo hago. Su tela está cada vez más desteñida por el sol, desde lejos puede percibirlo. Creo que el día que sus dueños decidan cambiarla, habrá terminado un ciclo para mí.
Foto: Extra News-La Plata
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