sábado, 18 de mayo de 2024

 Este pequeño texto, es en homenaje a Luis Gruss, mi maestro de escritura, quien siempre nos decía que teníamos que escribir al menos diez líneas cada día. Y es el relato de mi sueño de anoche.

Vera Spinetta, la hija menor del Flaco, era mi compañera del secundario. Ella iba al Colegio rodeada de una caja de cartón, alrededor del torso, desde donde sacaba sus brazos. La caja era bastante amplia, y del lado de adentro,  Vera había pegado recortes de diarios con fotos, dibujos, letras de canciones, poemas, todo en una especie de collage de cuarto de adolescente portátil. Pensándolo bien, era como si ella estuviera allí protegida, en su pequeño mundo que había inventado y en donde era feliz. Claro, me decía yo para mí misma, Vera puede hacer eso porque es la hija de Spinetta, si lo hiciera yo todo el mundo diría que estoy loca. Me daba un poco de penita y envidia, y la miraba brillar muy alegre y suelta en su sencilla caja.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

 Como el colectivo se detuvo, pude ver con detalle la escena. Un hombre caminaba lentamente de la mano de una niña, de unos cuatro años, que...