miércoles, 6 de marzo de 2024

 Hace mucho que no escribo, a veces una/o...prefiere tomar distancia, para ir viendo la evolución de los sucesos socio-políticos. Una/o pasa del desconcierto, al enojo, a la desazón, a la incredulidad, sucesivamente, y a la tristeza, profunda tristeza, al dolor.

Cuesta creer que el actual gobierno de Javier Milei sea capaz de realizar tal saqueo económico, y que sea capaz de tanta insensibilidad con sectores absolutamente desprotegidos, para qué detallar si ya a esta altura todo nos fue quedando claro, la transferencia de fondos hacia los poderosos desde los bolsillos de la clase media para abajo, si hasta el FMI le advirtió que tuviera cuidado con el costo social de las medidas que está tomando. Los planteamientos económicos son los que más golpean, porque a muchas personas las dejan sin comida, sin medicamentos, sin atención médica, sin vivienda, y así. Desfinanciamiento de sectores de ciencia y áreas de cultura, amenazas de cerrar al CONICET, cierre de la Agencia Télam, despidos, despidos y despidos, hasta el cierre del cine Gaumont, emblema del cine argentino en CABA, una minucia, pero que son sin duda actos de pura maldad, no me sale concebirlo de otro modo. La crueldad está de moda, dice Martín Kohan, en una entrevista de hace unos días. La crueldad por la crueldad en sí, la maldad por la maldad en sí misma, en los posteos cotidianos, para qué hacer recuento... ¿Cómo resistir? ¿Cómo mantener la cordura en un mundo que gira hacia estos discursos exterminadores de los valores más humanos que podemos tener? No lo sé. 

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