viernes, 23 de agosto de 2024

Hubo una tarde en la que conocí un dispositivo mágico. Suerte de centrífuga que contenía tinturas coloridas y que al girar, desparramaba sobre el papel, azarosamente. Me pregunté entonces por qué me había esforzado tantos años copiando cientos de dibujos para recrear algo. Esa pintura que no era nada y era todo, me daba la respuesta. Desmaterializar la forma para ir a la esencia. Solo color, nada más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

 Como el colectivo se detuvo, pude ver con detalle la escena. Un hombre caminaba lentamente de la mano de una niña, de unos cuatro años, que...