jueves, 4 de julio de 2019



Sin darme cuenta  me convertí en roca. El viento me disgrega en cristales tan inertes como perfectos. Las piedras como yo  no emiten sonidos. A lo sumo crujen al quebrarse y sangran  como un volcán activo. El mundo enmudece por la sorpresa. Había vida escondida bajo la superficie. Un fuego ignorado y vapores de azufre. Permanezco humeando ante la mirada ajena y los cubro con cenizas que fertilizan la tierra. La hierba brota a mis pies sin cuestionarme.

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