Lo mejor del sarampión de mis siete años fue la caja de témperas que me regaló mi mamá. Ya no sabría qué hacer para entretenerme y entonces tuvo esa idea prodigiosa. Todavía recuerdo fascinada el olor que tenían y la primera pintura que hice. Una casita tradicional con su caminito, su chimenea , su cielo celeste y el correspondiente árbol a un costado. Todo prolijamente ordenado en aquélla tarde de abril.
martes, 26 de marzo de 2019
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Hace más de diez años que estoy en pareja con un coleccionista, y tengo que reconocer que me llevó mucho tiempo comprender la esencia de es...
-
El teléfono de línea llegó a mi casa en los 90. Hasta ese entonces, tenía que caminar veinte cuadras hasta la cabina de Entel, y hacer medi...
-
Hasta dónde se expande una sonrisa? Si se pudieran fotografiar las milésimas de segundo durante las que unos labios, unos ojos, los músculos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario