domingo, 10 de febrero de 2019
Ese día almorcé y guardé los restos de comida en una fuente en la heladera. Me acosté entonces y esto fue lo que surgió. De un lado, la imagen de la fuente real guardada en la heladera. A su lado una fuente muy similar, pero perteneciente al mundo de los sueños. Ambas convivían: la real y la soñada, y yo las miraba alternativamente dentro de mi sueño, con algo de curiosidad.
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¡Qué lindo, poeta! Me urge leer su libro.
ResponderEliminarGracias! Por el halago y por considerarme una poeta. Vos sos un Poeta con mayúscula, generoso con los que intentamos escribir, generando redes. Y a mí, en particular, por ayudarme tanto a seguir soltando mi voz. Un abrazo, querido Jorge.
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