martes, 14 de junio de 2022

 Hoy desperté con la sensación de lo increíble que es que vivamos inmersos en nuestra cotidianeidad sin recordar que estamos en un mundo mágico. Pensemos en que, si el núcleo del átomo tuviera el tamaño de una cabeza de alfiler (es infinitamente menor), los electrones estarían moviéndose a su alrededor en un diámetro de por lo menos un kilómetro. ¡Estamos hechos de espacio vacío fundamentalmente, entonces! Si a eso le sumamos que lo que percibimos de la realidad son las señales que pueden decodificar nuestros órganos sensoriales, de acuerdo a su anatomía y fisiología y que, por ejemplo, si tuvieran otra estructura, como en otros animales o incluso las plantas, registraríamos otras señales. Por ejemplo, si fuéramos abejas, nuestra vista nos permitiría registrar señales que nos conducirían al interior de las flores para hacer la polinización; los delfines, los gatos, cada animal tiene su mundo sensorial característico...

Vivimos en mundo hecho de vacío prácticamente, somos prácticamente vacío con nuestros órganos sensoriales reconstruyendo la realidad en nuestro cerebro...¿En serio creemos que eso es lo único real?

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