domingo, 30 de diciembre de 2018
VII
La luz envejece en la habitación. Y yo, pidiendo una frase, una sola frase que me sirva de escudo entre tanta fiebre. Eso necesito para no confundirme, un canto distinto al mío. Una palabra que me de algo de respiro. Una invocación donde las palabras suenen como cuchillos en el aire. No obstante, eso no sucede. Suceden las mañanas de hombres sin rostros. Los signos del sueño. La luz apagada.
Otros animales. Jorge Curinao. 2014.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Está lloviendo, pero entre las nubes recién se asomó el sol, alguien martilla cerca de mi ventana, suenan las campanas de la iglesia del ba...
-
Cada tarde, abríamos las ventanas para darle paso al tiempo. La casa tenía el rumor de los grillos perdidos. A veces, el color era el mismo...
-
Hasta dónde se expande una sonrisa? Si se pudieran fotografiar las milésimas de segundo durante las que unos labios, unos ojos, los músculos...
-
En algún lugar debe haber un basural dónde están amontonadas todas las explicaciones. Una sola cosa inquieta en este justo panorama: lo que ...
tan bellas palabras...hermosoooo
ResponderEliminarGracias estimado Jorge, siempre conmovedor querido poeta y amigo entrañable!!!
ResponderEliminarGracias estimado Jorge, conmovedor como siempre. Concepción
ResponderEliminarBellisimas palabras!
ResponderEliminarcomo siempre una exquisitez leerte!! Feliz AÑO!! por nuevos sueños y celebraciones de palabra!!abrazos Jorge!!
ResponderEliminarBello!
ResponderEliminarBello!
ResponderEliminarcomo si lo estuviera viendo. hermoso poema
ResponderEliminarLindo poema!!!
ResponderEliminarTe felicito.Lindo poema!!
ResponderEliminarSimple y vivencial, Jorge!!
ResponderEliminarTe quiero!!
Simple y vivencial, Jorge!
ResponderEliminarTe quiero!!