Esta es la historia de una bolsita. No sé de dónde vino y
tampoco sé por qué la conservé. Fue raro porque en general las reutilizo
rápidamente o las guardo para próximas ocasiones. Pero esta se resistía a ambos
destinos y daba vueltas entre mis papeles,
encima de mi escritorio. Era simplemente una bolsita, sin nada en particular
para hacerla especial. Tan persistente fue que en este último viaje
a Punta Alta, vino conmigo sin que yo lo
supiera, entre las cosas de mi bolso. Fue sólo ayer en que comprendí su destino
de bolsa vacía.
Gracias Sergio y un feliz cumpleaños con un año de luz entre
tus manos.
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