lunes, 6 de mayo de 2013
Racionalidad cotidiana
Quisiera escribir una historia que tuviera diez líneas. Esto implica que voy por la primera y no sé aún qué decir. Es como si estuviera empezando a hacer un pozo. Es como cuando empiezo a dibujar y trazo una línea, con un lápiz, o una pincelada. Fíjense que así ya llegué a la línea tres. Que no es un mal número, es el número de los lados de un triángulo, una de las figuras que dibujo mucho últimamente. Los triángulos son figuras de gran estabilidad me dice un amigo, y yo me pregunto qué querrá decir eso. Como me pregunto muchas otras cosas que no puedo responder. Por eso escribo. Por eso dibujo. Para encontrar respuestas de en medio de ese mar de oscuridad, de tinieblas que tenemos adentro. Que nos sofocan a veces. Recién compré unas velas bonitas y las encendí. Uno debería escribir diez líneas al menos todos los días. Para exorcizar los recuerdos. Recordar alguna que otra cosa importante que se pasa de lado en medio de tanta banalidad. De tanta racionalidad cotidiana.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Hace más de diez años que estoy en pareja con un coleccionista, y tengo que reconocer que me llevó mucho tiempo comprender la esencia de es...
-
El teléfono de línea llegó a mi casa en los 90. Hasta ese entonces, tenía que caminar veinte cuadras hasta la cabina de Entel, y hacer medi...
-
Hasta dónde se expande una sonrisa? Si se pudieran fotografiar las milésimas de segundo durante las que unos labios, unos ojos, los músculos...
Cuidado con la necesidad de respuestas. Ellas valen cuando generan nuevas preguntas. De no ser así, pecarían de «racionalidad cotidiana». Me parece.
ResponderEliminar