miércoles, 15 de diciembre de 2010
Construyendo realidades científicas
Prácticamente, mi vida profesional ha transcurrido y transcurre, desde hace cerca de 25 años, en laboratorios de investigación, principalmente en la universidad pública, en donde trabajo actualmente. Me dedico a la ciencia un poco por elección y creo que, un poco por destino y con los años se ha ido modificando mi forma de comprender el modo de trabajo, para esto me ha ayudado enormemente estudiar un poco de sociología. Es asombroso descubrir después de tantos años de estar ahí adentro haciendo experimentos con animales (ovocitos de anfibio), microorganismos (Bradyrhizobium japonicum, el famoso microsimbionte de la soja), y por último plantas (girasol, trigo y alguna otra), cómo los científicos construimos las realidades, en base a nuestros hallazgos, basándonos en ellos, sí señor, pero inmersos en un universo de factores sociales (las líneas de investigación de nuestros laboratorios, los equipos, el dinero con el que contamos en ese momento, el tiempo, la necesidad de presentar un trabajo a un Congreso, o de publicarlo en alguna revista de la especialidad). A esta altura de mi vida voy comprendiendo que esta realidad científica que hoy conocemos existe porque hubo hombres que fueron haciéndola visible, que construyeron en base a acuerdos esas explicaciones, y no otras. En ese sentido, nuestro conocimiento no se diferencia del de los pueblos primitivos, y los científicos somos sólo una tribu más.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Hay una sombra colectiva en la sociedad, amenazante. Es esa sombra, fruto del odio y la desesperación de la gente que siente que no importa...
-
Cada tarde, abríamos las ventanas para darle paso al tiempo. La casa tenía el rumor de los grillos perdidos. A veces, el color era el mismo...
-
La luz envejece en la habitación. Y yo, pidiendo una frase, una sola frase que me sirva de escudo entre tanta fiebre. Eso necesito para no ...
-
Hasta dónde se expande una sonrisa? Si se pudieran fotografiar las milésimas de segundo durante las que unos labios, unos ojos, los músculos...
En las artes visuales sucede otro tanto. Bien valdría bajarse del caballo y volver a preguntarse: ¿para qué?
ResponderEliminarmmmm, la pregunta me excede, bien podríamos dedicarnos a tomar el té, o contemplar atardeceres, pero hay de todo en la viña del señor, creo que lo que importa es que lo que uno/a hace tenga sentido para sí mismo, y así para la sociedad. Cuando necesito un fármaco doy gracias a aquéllos que lo diseñaron, así como doy gracias todos los días por Calamaro y Cerati :-), y también por Xul Solar, mirá si crearon realidades..!!! Besos!!!
ResponderEliminarEl sentido de mi comentario no tuvo por intención invalidar las creaciones en todos los campos que ha logrado el ser humano -en todos los tiempos y culturas- sino a señalar que en la ciencia como en el arte, por ejemplo, cada uno debe "bajarse" del vértigo de la acción cada tanto y preguntarse sobre el horizonte hacia donde va. Parafraseando al paisano de a caballo: desensillar hasta que (me) aclare (el sentido de mi labor). Creo que tu texto es un ejemplo en ése sentido.
ResponderEliminarEste tema, el de la Realidad y las Explicaciones me produce sentimientos encontrados. Me maravilla la certeza de que todo lo que existe (venga de la tribu cientifica,la primitiva, la religiosa, la ideologica, etc etc),no es nada mas ni nada menos que pura invención, por la libertad que eso entraña. Me asombra (a veces también me enoja, aunque cada vez menos) la estupidez, a veces la crueldad y la ingenuidad de las tradiciones dominantes en cada época de pretender imprimir a todo su sentido unico . Tambien me angustia lo dificil que me resulta transitar esa certeza (ontológica?) de la que hablaba al principio, tal vez porque la misma se me reveló en forma relativamente reciente,o porque algo (o mucho?) de las tradiciones dominantes está encarnado en mi. Como sea, todo lo anterior sobre la Realidad y las Explicaciones,está magistralmente resumido en "Cuando digo mesa" (del mes de noviembre).
ResponderEliminar