domingo, 30 de diciembre de 2018

VII


La luz envejece en la habitación. Y yo, pidiendo una frase, una sola frase que me sirva de escudo entre tanta fiebre. Eso necesito para no confundirme, un canto distinto al mío. Una palabra que me de algo de respiro. Una invocación donde las palabras suenen como cuchillos en el aire. No obstante, eso no sucede. Suceden las mañanas de hombres sin rostros. Los signos del sueño. La luz apagada.

Otros animales. Jorge Curinao. 2014.

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