martes, 21 de diciembre de 2010
Más leve que una pluma...
es el ADN cuando precipita en un tubo. Verlo aparecer de la nada no deja de ser un pequeño acto de magia que me transporta a mi infancia, mientras lo veo flotar en el eppendorf. Después habrá que lavarlo cuidadosamente y resuspenderlo de nuevo, para convertirlo en el artífice de nuevas reacciones. Las puertas sagradas de la biología molecular se abren ante nosotros.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Hace más de diez años que estoy en pareja con un coleccionista, y tengo que reconocer que me llevó mucho tiempo comprender la esencia de es...
-
El teléfono de línea llegó a mi casa en los 90. Hasta ese entonces, tenía que caminar veinte cuadras hasta la cabina de Entel, y hacer medi...
-
Hasta dónde se expande una sonrisa? Si se pudieran fotografiar las milésimas de segundo durante las que unos labios, unos ojos, los músculos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario