Incorporar el caos a la vida cotidiana, despeinarse, tolerar el desorden, creer en que en cinco minutos uno puede cambiar de opinión (y por supuesto que no cuando es no), alquimizar las emociones, salir de las aguas estancadas, animarse, hablar, fundamentar lo que uno dice, jugarse por lo que uno cree, escribir hasta morir.
El caos tal vez sólo sea parte de un orden mayor cuyas leyes no conocemos, incorporar el caos a la vida implica abrir el juego.
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