Hace tiempo salí de viaje en una pequeña canoa. Remé durante mucho tiempo, bajo soles, lluvias y estrellas. Me dejé llevar por el viento y los mares.
Hace tiempo que sentía ganas de descansar. Hacía días que venía observando el horizonte desde lejos, que se iba acercando. Sin darme cuenta, fui llegando a la costa y encontré una playa luminosa, silenciosa y serena. Totalmente deshabitada. Descendí de la canoa y me tendí de espaldas, con los brazos abiertos sobre la arena, de cara al sol. Respiré. Sin darme cuenta, me quedé dormida. Hasta hoy.
viernes, 7 de enero de 2011
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