No hace falta decir que soy de aquélla generación de nenas que amábamos a la Mujer Maravilla. Soñaba con ser Linda Carter girando y girando en medio de un estallido de luz, para emerger convertida en super-chica. Obviamente, intenté emularla y me hice con papel metalizado, una vincha y un par de brazaletes dorados, que no eran muy exitosos, porque siempre se me caían. Eso no impedía, sin embargo, que los usara una vez tras otra para ir corriendo hasta la esquina de mi casa, cada mediodía, a comprar el pan, braceando a más no poder, persiguiendo a quién sabe qué malhechores.
viernes, 7 de junio de 2024
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No recuerdo cómo fue que la Encíclica Rerum Novarum llegó a mis manos a fines de los 80, la leía con una mezcla de ilusión y respeto, el mis...
-
Cada tarde, abríamos las ventanas para darle paso al tiempo. La casa tenía el rumor de los grillos perdidos. A veces, el color era el mismo...
-
La luz envejece en la habitación. Y yo, pidiendo una frase, una sola frase que me sirva de escudo entre tanta fiebre. Eso necesito para no ...
-
El objetivo de esta entrada es proponer una pequeña experiencia visual. Preparen una ensalada de tomates, condimentando a gusto, con sal y a...
No hay comentarios:
Publicar un comentario