Es tiempo de tender redes, puentes, de crear estructuras, aunque sean mínimas. Como esos castillitos de naipes que hacíamos solo con dos cartas que se sostenían una a la otra, y así seguíamos construyendo torres y ciudades. Cada cual sabrá en qué lugar puede hacerlo, con quién o con quiénes. Poder creer en aquello que nos hace humanos/as, que sigue existiendo, que nos da sentido, tener un sueño, un deseo que sea posible, que no nos lo puedan arrebatar así de fácil. La mano amiga, aunque sea una, o dos, que acompañe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario