Cuando una persona se levanta cotidianamente con un ataque de angustia y palpitaciones, puede llegar a naturalizarlo, tal vez crea que eso le pasa a todo el mundo en el momento de iniciar el día. Cuando una persona se despierta a la mañana y lo primero que piensa es cuántas horas faltan para volver a dormirse, tal vez crea que eso le pasa a todas las demás personas. Cuando ella no puede levantarse, o le cuesta salir a la calle, o interactuar con los demás, tal vez ellos le digan con todo cariño que haga un esfuerzo. Un esfuerzo. Que es lo que ella misma más quisiera hacer y no puede. Porque no tiene fuerzas. Porque tiene miedo. No hay recetas para acompañar a alguien que sufre de ansiedad o depresión, ataques de pánico, trastorno bipolar. Tal vez, entender que la voluntad abandona a veces a las personas, que se salen de cauce, ese en el que muchos parecen moverse con naturalidad o manifestando sus dolencias de otra forma. A todos nos puede pasar o podemos tener a alguien al lado con estas características, que pueden ser transitorias o no. Informarnos para saber acompañarlos es el primer paso, el otro buscar una buena ayuda profesional para el paciente y saber esperar. Y confiar.
miércoles, 23 de octubre de 2024
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