Pensaba que en la vida vamos en una rueda, a veces arriba, otras debajo. Puede girar muy rápido, o detenerse por largo tiempo en uno de los dos polos, pero indefectiblemente vuelve a moverse, cambiando radicalmente nuestra posición. Solemos olvidar que nada es permanente. Pero cuando la alternancia se hace parte nuestra, aprendemos a tener los ojos abiertos, para no identificarnos con ninguno de los estados. Se nos va la vida aprendiendo a transitar el pasaje de uno al otro, a alquimizar. Tener conciencia de estos procesos, es esencial para aliviar el sufrimiento.
domingo, 27 de diciembre de 2020
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