sábado, 7 de noviembre de 2020
Cuando todo está oscuro, no hay palabras. Nombrar algo es un exorcismo, que solo puede hacerse con el tiempo. Si algo duele mucho, es mejor no tocarlo. La herida puede volver a sangrar y el poco de claridad que hay se escabulle. Es raro. Uno no olvida. Solo espera que la palabra se manifieste para empezar a sanar.
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No recuerdo cómo fue que la Encíclica Rerum Novarum llegó a mis manos a fines de los 80, la leía con una mezcla de ilusión y respeto, el mis...
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La pintura, el dibujo, son profundos, oscuros, la palabra es la soga que me ayuda a emerger de las profundidades para poner claridad, aire,...
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