domingo, 3 de septiembre de 2023

 Deambulaba en la lluvia cuando se encontró con una gigantesca nomeolvides. Hacía frío. Separó con cuidado los pétalos y se acurrucó en la calidez del centro hasta dormirse. Por la mañana sacudió los restos de polen de su cabeza y prosiguió la marcha. Confiaba en el signo de las aves en el cielo. Ya no había nubes. Se adivinaba un arcoiris en el horizonte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

No recuerdo cómo fue que la Encíclica Rerum Novarum llegó a mis manos a fines de los 80, la leía con una mezcla de ilusión y respeto, el mis...