sábado, 23 de abril de 2022

 Ese mediodía fue distinto. Sentada en una de las callecitas de la plaza, con la tibieza del sol en mi espalda, niños y pájaros, perros y paseantes y las hojas de otoño en su incesante planear, se integraban en un escenario cósmico en un instante sin tiempo, como hacía tiempo no vivía.

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