Ese mediodía fue distinto. Sentada en una de las callecitas de la plaza, con la tibieza del sol en mi espalda, niños y pájaros, perros y paseantes y las hojas de otoño en su incesante planear, se integraban en un escenario cósmico en un instante sin tiempo, como hacía tiempo no vivía.
sábado, 23 de abril de 2022
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No recuerdo cómo fue que la Encíclica Rerum Novarum llegó a mis manos a fines de los 80, la leía con una mezcla de ilusión y respeto, el mis...
-
Cada tarde, abríamos las ventanas para darle paso al tiempo. La casa tenía el rumor de los grillos perdidos. A veces, el color era el mismo...
-
La luz envejece en la habitación. Y yo, pidiendo una frase, una sola frase que me sirva de escudo entre tanta fiebre. Eso necesito para no ...
-
El objetivo de esta entrada es proponer una pequeña experiencia visual. Preparen una ensalada de tomates, condimentando a gusto, con sal y a...
No hay comentarios:
Publicar un comentario