jueves, 5 de agosto de 2021

 El teléfono de línea llegó a mi casa en los 90. Hasta ese entonces, tenía que caminar veinte cuadras hasta la cabina de Entel, y hacer media hora de cola, rogando que estuviera en casa a quien quería llamar, para que no todo el esfuerzo fuera en vano.

En la actualidad, las compañías de celulares nos dan llamadas gratis a todos los números, prácticamente. No obstante, lo que se impone en forma tácita es consultar por whatsapp, si podemos llamar para charlar un rato.

Nunca tuvimos tantas posibilidades de comunicarnos como ahora, el diálogo no se construye solamente chateando, falta la mediación de la voz, que traduce el sentimiento, la emoción. La pandemia limita nuestras posibilidades de contacto presencial. Tal vez este sea un ingenuo llamado para que volvamos a recuperar la potencia del sonido de nuestra voz. 

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