domingo, 27 de junio de 2021

 Cuando era chica compartía una cama cucheta con mi hermano. Justo enfrente, había una biblioteca que llegaba desde el piso hasta el techo de la habitación, repleta de libros, cuadernos y revistas. Recuerdo mirarla con fascinación y meter la mano a tientas para ver qué encontraba escondido en ella. Los libros siempre estuvieron presentes en mi vida, y eso se lo debo más que nada a mi madre. La veo leyendo todo el tiempo en cada rato libre que tenía. Este texto es para ella, la persona que sin decirlo con palabras, me ayudó a crecer caminando por puentes de papel.

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