En mis dibujos y pinturas, suelen aparecer hombrecillos vagando en un espacio sin tiempo. Monjes desolados que caminan por un mundo que se derrumba y esperan en silencio el amanecer.
No recuerdo cómo fue que la Encíclica Rerum Novarum llegó a mis manos a fines de los 80, la leía con una mezcla de ilusión y respeto, el mis...
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