jueves, 25 de mayo de 2017
Corporal
Hace unos veinticinco años, fui instructora de yoga en Punta Alta, después practiqué eutonía, tai chi, sensopercepción y relajación activa, más o menos en ese orden. Entre todas estas disciplinas, fui haciendo mi propia síntesis. En general, prefiero los automasajes suaves de tai chi a la mañana y el contacto con la piel y los huesos, o una asana de yoga para estirarme después del trabajo, a la noche. Todo en mi manta favorita, en el piso, la que heredé de mi papá y acompañada de buena música (James Taylor casi siempre) y tal vez un dulce sahumerio.
Pienso en que si todos los días dedicáramos un tiempo a serenarnos, relajarnos, estirarnos y disfrutar del simple placer de mover nuestro cuerpo, junto con una buena alimentación, podríamos dejar de entregar nuestra salud a otros para que nos digan qué tenemos que hacer cuando ya es tarde. Después de todo, a esto se llama también prevención. Me pregunto: por qué no nos lo enseñan dentro del sistema educativo?
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