domingo, 30 de mayo de 2010

Palabras frutales

Una palabra de ámbar llegó saltando hasta mí esta mañana.
Atravesó mi puerta directamente, sin abrirla, y se dirigió hacia mí en donde hizo lo mismo con mi esternón. Y allí empezó a multiplicarse infinitamente en estas historias.



-Una frutilla y yo conversamos largo rato. Ella estaba cansada de su destino de tarta y crema. Viajamos juntas hasta un cristalino curso de agua en donde la liberé. Se fue flotando en la corriente. Nunca más supe de ella.


-Esta mañana, al levantarme, exprimí un limón. Luego derramé el jugo sobre el centro de mi cabeza y dejé que penetrara hasta mi cerebro, para que se fuera despertando de a poco. El líquido cristalino bañó mis circunvoluciones y neuronas. Es la mejor manera de asimilar la vitamina C. Después abrí las ventanas y me fui a caminar bajo el sol.


-En el club de mi barrio, hay una pileta de natación que la comisión directiva decidió llenar con licor de chocolate durante el verano. Se habilita únicamente en horario nocturno y los vecinos concurren cada noche a nadar bajo las estrellas, mientras el propio presidente del club toca la armónica, sentado en el borde, con los pies llevando el compás en el licor.


-Esta mañana escuché en la radio que había paro de subtes. Por eso, cuando salí de mi casa decidí ir caminando hasta el trabajo por un sendero de nubes. Me costó un poco decidirme entre uno de nubes violetas y otro de nubes anaranjadas, pero me quedé con este último. Me pareció más adecuado para la mañana.


-Ella tenía corazón de frambuesa pero no lo sabía. Hasta que él se animó a probarlo y se lo contó al oído.

-El chocolate blanco cura todas las penas de amor. Comer dos tabletas antes de dormir y dejar que se disuelva en la boca junto con los últimos restos de tristeza.


-Marcos llegó cansado de la oficina. Se acostó deseando convertirse en mariposa. Apenas se quedó dormido, le crecieron alas anaranjadas que estiró de a poco para acercarse hasta la ventana y escaparse por ella. Voló toda la noche por jardines olvidados y se reencontró con flores conocidas. Con las primeras luces del día regresó a su cuarto y se posó sobre su entrecejo, batiendo las alas suavemente hasta que esa caricia lo despertó.

Silencio. Espacio. Vacío.
Palabras. Colores.
Palabras de colores. Palabras con colores.
Palabras que habitan. Estamos habitados por palabras

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