Hoy es lunes, húmedo lunes.
Caminaba por la calle y oía adentro mío, a una voz en off, que iba haciendo comentarios al pasar, como si en mi mirada llevara una cámara y la voz fuera comentando lo que veía, como si le hablara de la ciudad a alguien que no la conociera.
Subida a un colectivo semi-conocido, y recorriendo un trayecto semi-conocido, me sorprendí, en un instante. Es que miraba, sin saber exactamente adónde estaba, pero sentí una leve, pequeña sensación dolorosa, asociada a ese lugar. Segundos más tarde lo identifiqué-al lugar- no así a la causa de mi pequeña tristeza (por suerte, el alma es siempre más misteriosa que las geografías). Me quedé pensando en que podría dibujar un mapa sensitivo de la ciudad, que explicaría por qué frecuento ciertas zonas en una época, y luego las abandono, para migrar hacia otras. Pero aunque no lo dibuje, lo llevo conmigo, y me guía, inconscientemente, en mis circuitos cotidianos.
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