A la oscuridad de estos tiempos la combatiremos en las calles, pero también la combatiremos en las cocinas, la resistencia puede forjarse amasando el pan y aliviando el dolor de los/as compañeros/as del modo que tengamos a mano: todo vale, aunque solo sea una palabra, un mensaje. Nos quieren engañados/as y vencidos/as. Una vez pasada la desazón inicial, las palabras van construyendo redes por donde circulan ideas, la imaginación como muralla de los golpes, el surf a través de la omnipotencia del mercado que nos quiere atrapados/as, la solidaridad como bastión, aunque sea en lo mínimo si no tenemos fuerzas para más, el amor, lejos de toda cursilería, como bandera, perenne.
sábado, 6 de enero de 2024
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No recuerdo cómo fue que la Encíclica Rerum Novarum llegó a mis manos a fines de los 80, la leía con una mezcla de ilusión y respeto, el mis...
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La pintura, el dibujo, son profundos, oscuros, la palabra es la soga que me ayuda a emerger de las profundidades para poner claridad, aire,...
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