Hace tiempo habían traído a la panadería del barrio a una gatita. Corría de un lado al otro de la vereda, trepándose a los árboles. Era muy tierno verla desafiando alegremente el tumulto urbano, aunque nos preocupaba que fuera tan temeraria. Cuando fuimos hoy a la tarde, nos enteramos que la habían encontrado muerta. No sabían por qué. Le escapó al destino de gata doméstica. La vamos a extrañar, cada vez que pasemos por allí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario