sábado, 6 de agosto de 2011
Naturaleza urbana
Sábado al mediodía. Sol. Mucho sol. Veredas del Jardín Botánico de Buenos Aires. Voy distraída caminando y escucho involuntariamente, fragmentos de una conversación al pasar. Provienen de una mujer de unos cincuenta y largos años, rubia, de pelo largo, con jeans, botas, lentes oscuros y bastante maquillaje, que va charlando con un hombre. “Y sí, lo enrejaron todo…”. El comentario hace alusión a las rejas que circundan al Jardín, como al resto de las plazas porteñas. Me quedo pensando en que hay un alto grado de similitud, de correspondencia, entre la naturaleza enrejada en el Jardín Botánico, y la naturaleza enrejada en el cuerpo de la mujer, aprisionada en todas esas vestimentas y aditamentos de la cultura, que la separan de su ser natural.
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