jueves, 17 de febrero de 2011

Noches de vainilla

Es verano y la ventana de mi habitación está casi siempre abierta, de cara al cielo. De noche, el aire es placentero y trae además aromas de vainilla, muy sutiles, casi imperceptibles. Alguien hornea cerca de mí en silencio, en la oscuridad. Agradezco la secreta presencia que dibuja un hogar en el que me sumerjo antes de dormir.

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