Me regalaron un pedacito de estrella. Es tan pequeño que casi desaparece entre mis dedos y eso lo vuelve aún más hermoso. Vino envuelto en capas de papel de diario que lo resguardaban y tengo que cuidarlo incluso de la brisa. Tanto como la brisa cuida a aquél que me lo obsequió.
A Walter
viernes, 20 de diciembre de 2019
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