La belleza y la miseria humana caminan juntas en esta noche que comienza a terminar. Juegan, se esconden. Me engañan, me enloquecen. Muestran sus caras distintas, enhebradas en un laberinto confuso y oscuro. Por suerte, estoy camino a casa. Tus brazos me esperan y tu cintura me llama. Estoy en paz.
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martes, 27 de noviembre de 2018
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No recuerdo cómo fue que la Encíclica Rerum Novarum llegó a mis manos a fines de los 80, la leía con una mezcla de ilusión y respeto, el mis...
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La pintura, el dibujo, son profundos, oscuros, la palabra es la soga que me ayuda a emerger de las profundidades para poner claridad, aire,...
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